lunes, 25 de junio de 2012

AL PIE DEL FARO



Al pie del faro

Comedia infantil en un acto y en verso
Pedro Jesús Solas

PERSONAJES




                    
EL SEÑOR GIL, torrero.
          

COLÁS.


ARTURO.


RAMÓN.





Acto único

          


     La escena representa una planicie en cuyo fondo álzase una casa al pie de un faro. A los lados, grandes peñas.

La acción comienza al anochecer.

Entiéndase por derecha e izquierda la del espectador.



Escena I


COLÁS, cruzado de brazos, triste y pensativo, contempla el mar, mirando hacia la derecha.


COLÁS          
¡Ya anochece!... Ya la mar



se empieza a cubrir de sombras,



y vuelven hacia la tierra



con las barcas pescadoras,



rozando alegres las aguas,
5


las errabundas gaviotas.



La playa queda desierta:



tórnanse negras las rocas;



y las hirvientes espumas



reflejos de nácar toman
10


al deshacerse soberbias



contra la tierra las olas.



La mar y el cielo se juntan [4]



allá, a distancia remota,



y las tinieblas avanzan
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y todo límite borran.



¡Un día más!... -Otro día



de tristes y eternas horas,



sin que mi padre querido



vuelva a calmar mi zozobra.-
20


¿Qué será de él, Virgen Santa?...



¿Por qué su barca como otras,



no surge del horizonte,



y hacia la playa retorna,



sabiendo que yo le aguardo
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de temor en alma loca?...



¿Dónde está de nuestra barca



la blanca vela de lona?...



Ya vuelven los pescadores



del mar huyendo las sombras;
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ya regresan a la playa



las errabundas gaviotas...



¡Ay, padre del alma mía!



¿Por qué tú también no tornas?...



(Oculta el rostro entre ambas manos, y finge sollozar. Sale de la casa el SEÑOR GIL, y antes de dirigirse a COLÁS le contempla en silencio.)



Escena II


COLÁS y GIL.


GIL
(Aparte.) ¡Pobre chico! En vano espera,
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mas no lo sabrá jamás



de mis labios. -¡Eh, Colás!



(Llamándole.)


COLÁS
¡Señor Gil!


GIL
                   ¡Oye! Quisiera



que me esperases aquí



en tanto que vuelvo yo.
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¿Vas a ir a la villa? [5]


COLÁS
                                No.


GIL
¿Quieres esperarme?


COLÁS
                                   Sí.


GIL
El farol queda encendido;



y aunque no pienso tardar,



no obstante, habrás de cuidar
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no se apague, que un descuido



¡puede costar muchas vidas!


COLÁS
Ya de aquí no me separo.


GIL
¡Ve que si se apaga el faro



las naves que estén perdidas
50


no acertarán a volver!


COLÁS
Se puede usted ir tranquilo,



que yo desde aquí vigilo



y no hay nada que temer.


GIL
Voy a la villa, corriendo,
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a ver si el médico puede



venir.


COLÁS
           ¡Él!... Pues ¿qué sucede?


GIL
¡Que mi hijo se está muriendo!...


COLÁS
¡No se detenga usted más!



¡Corra usted! Yo quedo aquí.
60

GIL
Me voy, confiando en ti...



¡Dios te lo pague, Colás!



(Vase por la izquierda.)




Escena III


COLÁS; luego RAMÓN y ARTURO que salen por la derecha, sin reparar en el primero.


COLÁS
(Mirando al cielo.)



Ya fulguran las estrellas



en la bóveda del cielo



y los rayos de la luna
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alumbran el mar inmenso.



¡Cuán mansamente las olas



en la playa van rompiendo [6]



al compás de ese murmullo



dulce, del alma embeleso!...
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RAMÓN
(A ARTURO.)



¡Qué subida tan penosa!


ARTURO
¡Ay, Ramón! ¡Yo vengo muerto!


RAMÓN
Descansemos un instante.


ARTURO
¡Qué tontería hemos hecho!


RAMÓN
¿Por qué?


ARTURO
                 ¡Te parece poco!
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En vez de dar un paseo



por la playa o por el muelle,



como otras tardes hacemos,



ir a asaltar ese bote



no estando presente el dueño,
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y sin más ni más, lanzarnos



impávidos mar adentro...


RAMÓN
¡Ya has visto con qué soltura



manejábamos los remos!


ARTURO
¡Al principio!... Que después...
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RAMÓN
El mar ha sido el barquero



echándonos hacia tierra.


ARTURO
¡Pero no ha sido sin riesgo!



que en poco más nos estrella



contra las rocas.


RAMÓN
                           ¡El hecho
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es que ya estamos en salvo!


ARTURO
Pero... del bote ¿qué hacemos?


RAMÓN
Dejarle donde se encuentra.



¡Ya le buscará su dueño!


ARTURO
El caso es que el oleaje
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le hará añicos por completo



contra las peñas.


RAMÓN
                            ¡Que le haga!


ARTURO
¡Eso está mal! Su dinero



al patrón le habrá costado.


RAMÓN
Bien, pues... que compre otro nuevo.
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ARTURO
¿Y si no tiene recursos?


RAMÓN
Si no los tiene... ¡lo siento



por él!


ARTURO
            ¡Hombre, ten presente [7]



que en broma o no, no hay derecho



para despojar a nadie
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de lo suyo!


RAMÓN
                   ¿Y qué remedio?...


ARTURO
Que hay que evitar que se pierda



esa embarcación.


RAMÓN
                             ¡No acierto



cómo!


ARTURO
            La playa está próxima,



y sin emplear esfuerzos
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grandes, podremos el bote



llevar adonde, a lo menos,



no se estrelle.


RAMÓN
                       ¿Yo embarcarme



otra vez?... ¡Ca! ¡Vade retro!



¡Hágase cien mil pedazos,
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que lo que es yo, tengo miedo



a ser pasto de los peces!...



¡Bastantes apuros hemos



pasado!...


ARTURO
                 ¡Si nos han visto,



puede ser un lance serio!
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RAMÓN
Con que neguemos nosotros...



En fin, dejémonos de eso,



y veamos el camino



para volver pronto al pueblo.



Ya nos estarán buscando
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nuestras familias, y...



(Sepárase de ARTURO y busca el camino de que habla, escudriñando en todos sentidos.)


ARTURO
                                      ¡Temo



que nos va a costar muy cara



la locura que hemos hecho!...


COLÁS
(Aparte.) ¡Si el señor Gil estuviese!...


ARTURO
(Aparte.) Y como llegue a saberlo
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mi papá...


RAMÓN
(Reuniéndose a ARTURO.)



                  ¡Estamos lucidos!



¡No hay salida! Allá, a lo lejos,



se ve gente con antorchas [8]



que va y viene por el puerto



como si buscase algo...
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ARTURO
Hay que bajar al momento.


RAMÓN
¡No sé cómo! La marea



está sin cesar subiendo,



y ya ha anegado el camino



que une a la tierra este cerro
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convirtiéndole en islote



cada instante más pequeño.


ARTURO
Es decir que...


RAMÓN
                         Hasta mañana,



forzosamente tenemos



que estar aquí. ¡No hay escape!
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ARTURO
¡Ay, Dios mío!... ¡Qué tormento!



Vamos a buscar el bote.


RAMÓN
¿Sí? ¡Mírale mar adentro!



(Indicando.)


ARTURO
Hemos hecho un disparate.



¿Sabes nadar?


RAMÓN
                        ¡Como el hierro!
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ARTURO
¡Qué conflicto! ¡Qué conflicto!...



Pero, Ramón, ¿estás cierto



de que no hay escape?


RAMÓN
(Indicando alrededor.)



                                     ¡Mira!



Nos hemos quedado en medio



del agua, como besugos,
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igual.


ARTURO
           ¡Buena la hemos hecho!



Mi mamá estará, la pobre,



llorándome, sin consuelo,



como si me estuviera ahogando...


RAMÓN
Y ahogado estás... pero, en seco.
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ARTURO
Mi papá, en cuanto me vea,



me va a poner, como nuevo.


RAMÓN
Si es que no coge una estaca...



¡Que eso es lo que yo me temo



que haga el mío!


ARTURO
                            Y si recobran
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el bote, (si alguien a vernos



acertó) no tendrán duda [9]



de que naufragado hemos.


RAMÓN
¡En fin, que de todos modos



se va a armar el gran jaleo!
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Y que esta noche la vamos



a pasar en pie derecho,



si es que no nos da refugio



hospitalario el torrero.


ARTURO
¡Oh! ¡Si él pudiera salvarnos...
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¡Acompáñame! Probemos...



(Van a dirigirse hacia el fondo, mas se detienen al oír a COLÁS.)


COLÁS
¡Es inútil, señoritos!


RAMÓN
¡Diablo! (Demostrando temor.)


ARTURO
(Volviéndose.)



               ¿Quién habla?


RAMÓN
                                       ¡Es un eco!


COLÁS
He oído cuanto han hablado,



y acaso hallara el remedio
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que precisan, si pudiese



alejarme de este cerro;



porque la marea empieza



a subir, y sin gran riesgo



se puede llegar, andando
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por ciertos sitios, al centro



de la altura donde acaba



la cuesta del faro. Pero...


RAMÓN
¿Y no lo haces?


COLÁS
                           ¡Imposible!


ARTURO
¡No lo dejes por el precio!
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COLÁS
¡Yo no soy interesado!



(Con altivez.)



Lo haría; pero, no puedo.


RAMÓN
¿Por qué?


COLÁS
(Va a indicar el faro, para justificar la imposibilidad, mas repara que no arde la luz, y cambia de tono.)


                 Porque... ¡Ay, Dios! ¡No arde



el farol!...


ARTURO
                 ¡Explica!...


COLÁS
(Corriendo hacia el faro.)



                                     ¡Luego!



(Vase por el fondo.) [10]




Escena IV


RAMÓN y ARTURO.


ARTURO
¿Se burla?


RAMÓN
                  No sé qué pasa
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para correr de tal suerte.



¡Vamos a buscarle!



(Hace ademán de ir.)


ARTURO
(Deteniéndole.)       ¡Advierte



que es un sagrado esa casa!


RAMÓN
¿Y hemos de esperar su vuelta



para marcharnos de aquí?
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ARTURO
¡Naturalmente que sí!


RAMÓN
¡O no! Ya verás.



(Va a dirigirse hacia el faro.)


ARTURO
(Deteniéndole.)   ¡Ven!


RAMÓN
(Forcejeando.)                ¡Suelta!


ARTURO
¡Obra alguna vez con calma!



¡Ya ves por ti cómo estamos!


RAMÓN
Pues, mira que si esperamos
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a que se le mueva el alma...



La marea subirá;



no habrá salvación posible;



y luego, lo más sensible,



será el ver a tu papá.
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Puesto que él llevarnos puede,



según él mismo ha expresado,



que nos lleve de buen grado,



o por fuerza, si no accede.



Pero, esto, sin dilación:
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¡Cada minuto que pasa,



es un siglo en nuestra casa



de mortal tribulación!


ARTURO
Ofrezcámosle dinero.


RAMÓN
¡Si no lo quiere aceptar!
220

ARTURO
¡Como lo vea brillar



ya verás si anda ligero!


RAMÓN
Y si no, pues somos dos, [11]



le obligamos a que ceda,



suceda lo que suceda.
225

ARTURO
¡Ve de la razón en pos,



sin hacer de fuerte alarde!



Más con el ruego se alcanza...


RAMÓN
Sí, pero, la noche avanza,



y acaso luego sea tarde
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para salvar la marea.


ARTURO
¡Esperemos algo más,



Ramón!


RAMÓN
              ¡Tanto esperarás,



que harás que imposible sea



el recurso que tenemos!
235

ARTURO
Si tarda más, le llamamos.


RAMÓN
¡Yo no espero ya!


ARTURO
(Cediendo.)           Pues, vamos.



(Van a dirigirse hacia el foro a tiempo que aparece COLÁS en la puerta de la casa.)


RAMÓN
Él vuelve sin que llamemos.




Escena V


Dichos y COLÁS.


ARTURO
(A COLÁS.) ¡Oye, ven! Tú nos has dicho



que acaso remedio hallases
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para llevarnos a tierra



si pudieras alejarte



de este sitio.


COLÁS
                     ¡Con efecto!


ARTURO
Pues, atiende. Nuestros padres



desconocen nuestra suerte;
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su ansiedad debe ser grande,



y será mayor su angustia



cuanto más tiempo se tarde



en vernos al lado suyo.



¿Por qué, pues, no satisfaces
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nuestro anhelo, acompañándonos [12]



hasta esos sitios que sabes



conducen a tierra? ¿Quieres



dinero? ¿Tienes bastante?



(Mostrándole el dinero que lleva.)


COLÁS
(Rechazándolo con noble altivez.)



Los favores no se cobran:
255


si pueden hacerse, se hacen



desinteresadamente.



Favores hay que, son tales,



que todo el oro del mundo



para pagarlos no vale.
260

RAMÓN
Entonces...


COLÁS
                   Pero no puedo



de este lugar alejarme,



porque media una promesa



a que nada hará que falte.



Tal vez dentro de un momento
265


quede libre.


RAMÓN
(Airado.)      Cuando nadie



pueda salvar la marea



que nos aísla por instantes.


COLÁS
Sé nadar, y al otro lado



hay lanchas a centenares.
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RAMÓN
(Ídem.) ¡Bastante hacemos con eso!


ARTURO
Y ahora, di, ¿por qué no lo haces?



Nadie tu falta sabría...


COLÁS
¡Que yo lo sepa es bastante!



Cuatro días ha que, al alba,
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hízose a la mar mi padre,



y todos los pescadores



han regresado a sus lares,



sin que noticias me traigan



de quien con ellos comparte
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las fatigas y peligros



los goces y los pesares.



Ninguno ha visto su barca;



dónde está, ninguno sabe.



Pues bien. Yo me hubiese muerto
285


de dolor, de frío y de hambre, [13]



sin la ayuda generosa



de un hombre que se complace



en dar consuelos al triste



y asilo al que vaya errante,
290


porque todo lo que tiene



está a merced de los mares.



Hoy ese hombre, que es esclavo



del deber, y también padre,



ve que se muere su hijo
295


si no le busca anhelante



los auxilios de la ciencia;



Y si va a buscarlos, sabe



que ha de abandonar su puesto



siquiera sea un instante,
300


y el abandono supone



tantos riesgos, y tan graves,



que el pan suyo y el de su hijo



peligra. En tan fuerte trance,



mi gratitud me encadena
305


y me obliga a que le pague



tanto bien como le debo.



Por eso no he de alejarme



hasta tanto que él retorne,



tarde mucho, o poco tarde.
310


¿No es suficiente motivo



para que por nada falte



a mi bienhechor?


ARTURO
(Aparte.)              ¡Es cierto!


RAMÓN
Total: que habrá que aguantarse



aquí, hasta que la marea,
315


que ahora empieza a subir, baje.


COLÁS
¿Puedo hacer más que ofrecerme



para después?...


RAMÓN
                           ¡Sí! ¿Tú sabes



el camino? Pues, indícale



y nos iremos.


COLÁS
                       No es fácil
320


a obscuras, sin grave riesgo



de quien al azar se lance. [14]


RAMÓN
¡Ea, pues, ven con nosotros,



y acabemos!



(Le coge por un brazo.)


COLÁS
(Con entereza.)



                      ¡Todo, antes



que abandonar este sitio
325


donde he prometido estarme!


RAMÓN
¡Arturo, que el tiempo vuela!



¡Ayúdame! Hay que obligarle



a que baje con nosotros.


ARTURO
Ramón... (Vacilando.)


RAMÓN
(Con imperio.)



                 ¡Cógele!


COLÁS
(Forcejeando.)        ¡Dejadme!
330

RAMÓN
¡Has de venir a la fuerza!



(Empujándole hacia el fondo.)


ARTURO
¡Oigo pasos!... Se acerca alguien.




Escena VI


Dichos y GIL.


GIL
(Sale por la izquierda.)



¡Albricias, Colás! ¡Albricias!...



Mas... no estás solo... ¿qué es esto?



¿Reñían contigo acaso?
335

COLÁS
¡Oh, no! Me estaban pidiendo



que bajara a acompañarles.


GIL
¿No conocen el terreno?


COLÁS
No, señor.


ARTURO
                  ¡Y urge vayamos



sin pérdida de momento
340


a nuestra casa!


GIL
                         Ahora mismo



pueden trasladarse al pueblo,



que abajo espera una barca.


COLÁS
¿No acompaña a usted el médico?


GIL
No es menester. Le he contado
345


lo que ocurre a mi pequeño,



y él, como ya le conoce,



la tranquilidad me ha vuelto [15]



diciéndome: «¡No hay cuidado!



Mañana estará ya bueno».
350


Y me ha dado una receta



y traigo un medicamento.


COLÁS
¡Lo celebro, señor Gil!


GIL
¡Gracias, Colás! Siempre el cielo



da alivio a nuestras congojas
355


en los más tristes momentos.



También te traigo a ti albricias.


COLÁS
(Con ansiedad.)



¿A mí?


GIL
             ¡Sí!


COLÁS
(Emocionado.)

                    Mi padre...


GIL
                                       Ha vuelto.



Dos días ha que creía



que habías quedado huérfano,
360


pues vi zozobrar un barco



pescador, allá, a lo lejos.



Pero no quise decírtelo



por no acrecentar tu duelo.



Mas ha poco que tu padre
365


ha llegado...


COLÁS
(Con alegría.)



                      ¡Dios eterno!


GIL
Remolcando un botecillo



perdido...


ARTURO
(Aparte.) ¡Si será el nuestro!...


GIL
Que estaba al pie de este faro.


RAMÓN
¡Nuestro bote del paseo!
370

GIL
(A COLÁS, indicando al faro.)



¿Hubo novedad, Colás?


COLÁS
Una ráfaga de viento



¡cómo es tan fuerte allí arriba!



Encontró un cristal abierto



y mató la luz de un soplo.
375


Pero subí yo ligero



cerré el cristal, y encendí



el farol en un momento.


GIL
¡Dios te lo pague, hijo mío!


COLÁS
(A RAMÓN y a ARTURO.) [16]



Ahora, si gustan, podemos
380


bajar, pues tenemos barca



para ir hasta...


RAMÓN
(Interrumpiendo.)



                         ¡Vamos presto!


ARTURO
El no mostrarte enojado



con nosotros, por lo hecho



ha un instante, me demuestra
385


que eres, Colás, harto bueno



perdona si te ofendimos.


RAMÓN
¡Es verdad!


COLÁS
(Con ingenuidad.)



                    ¡Si no me acuerdo!


ARTURO
Un abrazo muy apretado



convierta el resentimiento
390


en amistad.


COLÁS
                    ¡Y con gusto!



(Se abrazan.)


RAMÓN
¡Ven! ¡Otro abrazo cambiemos!...



Y vámonos a la barca,



que se va pasando el tiempo,



y temo que nos regalen
395


nuestros papás algo bueno.



(Se abrazan.)


COLÁS
Señor Gil... (Despidiéndose.)


GIL
(Abrazándole.) Al pie del faro



te espera tu padre.


RAMÓN
                               Pero,



antes de irnos, es preciso



que al auditorio roguemos.
400

COLÁS
(Al público.)



Un plauso para todos



si has quedado satisfecho.



TELÓN


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