martes, 26 de junio de 2012

ARCO IRIS





Arco Iris


 
Autor
Javier Oviedo

(El escenario es el cielo. Hay 3  ángeles vestidos de blanco y adornados con alas y una corona dorada que suspende sobre sus cabezas. Junto a ellos, está el Ángel jefe, que se diferencia de los otros por sus ropajes azul celeste. A la altura de las rodillas hay nubes, y al fondo ocupando gran parte del escenario central, está situado un arcoiris)
 
Jefe: (Pasando un dedo por el arcoiris) El arcoiris está sucio, ¿pensáis que así lo van a poder ver los mortales de abajo con claridad?
Angel 1: Así quedará más (AQUI SE CORTA)
Angel 2: Y si lo hacemos más tarde, los mortales tendrán dos épocas de lluvia.
Jefe: ¡Lo podéis hacer como os dé la gana! Pero si vuelvo a pasar, que volveré, y lo encuentro igual, id pensando en un cambio de destino. En vez de limpiar el arcoiris os encargaréis de sacar brillo hasta la última de todas las estrellas. Así que ya los sabéis. (Se va por la derecha)
Angel 1: (Imitándole) “Os haré limpiar hasta la última estrella”
Jefe: (Voz de) Te he oído, lo tendré en cuenta.
Angel 3: Siempre lo mismo, cuando no es limpiarlo es volverlo a pintar, cuando no, pulirlo, siempre estamos igual
Angel 2: Tampoco está tan mal nuestra labor, no hay muchos días al año en los que aparece el arcoiris
Angel 3: Sí pero los demás Ángeles no hacen casi nada, compara eso con nuestro trabajo.
Angel 1: Además, seguro de que abajo en la tierra ni se enteran de si lo limpiamos o no.
Angel 3: Algunos creen que al final del arcoiris hay una olla llena de monedas de oro
Angel 2: Sí, claro, ¿Y tu crees que la gente se cree eso?
Angel 1: Eso solo sale en los cuentos
Angel 2: Los hay que se creen cosas peores
Angel 3: Sí, los hay que creen que se produce cuando la luz del sol atraviesa unas partículas de agua en suspensión.
Angel 2: Los hay burros.
Angel 3: Míralo, la verdad es que es bonito: Rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta.
Angel 1: ¿Añil? ¿Qué es añil?
Angel 2: Es una especie de azul marino es este color de aquí. (Lo señala)
Angel 1: ¿Sabéis lo que os digo? ¡Que ya está bien!, ¿No hacen huelga los mortales? Pues a hacer la huelga del arcoiris.
Angel 2: Sí, que te crees que nos iban a dejar mucho tiempo a manifestarnos
Angel 3: Al día siguiente nos tienes sacando brillo a las estrellas
Angel 1: Pues lo robamos
Angel 2: ¿Cómo que lo robamos?
Angel 1: Pues que lo robamos, que lo hacemos desaparecer.
Angel 2: Ya, ¿Y dónde lo escondemos?
Angel 1: Un buen sitio sería esconderlo detrás de la luna cuando es de día y detrás del sol cuando es de noche.
Angel 2: Me parece que tú has visto muchas películas
Angel 1: No, cuando llegué aquí arriba todavía no se había inventado el cine
Angel 2: Ah, perdona
Angel 3: Oye, pues a mi no me parece tan mala idea, así por lo menos nos libramos de trabajar como lo hemos hecho hasta ahora.
Angel 2: Pero si no hemos dado golpe en todo este tiempo
Angel 3: Bueno, pues para no tener que hacerlo en un futuro.
Angel 1: Venga, no se hable más vamos a cogerlo
(Angel 1 y 3 cogen el arcoiris, cada uno de un extremo)
Angel 2: Un momento, ¿Qué hacéis? Yo todavía no he dicho que está de acuerdo
Angel 3: Somos mayoría
Angel 2: Pero bueno, o sea que no cuenta para nada lo que yo pueda decir y... (Salen los tres, llevándose el arcoiris por la derecha. Entra por la izquierda el Jefe Ángel cuando no hay nadie en el escenario)
Jefe: ¿Dónde estarán? Bueno, veo que por lo menos han decidido llevarse el arcoiris al túnel de lavado. Así me gusta que cumplan mis indicaciones con precisión.
(Sale por donde ha entrado el Jefe Ángel. Los tres Ángeles vuelven a entrar por la derecha)
Angel 1: ¿Ves como no ha resultado tan difícil? ¡Misión cumplida!
Angel 3: Parecemos los Angeles de Charlie.
Angel 1 y Angel 3: (Juntándose en posición de agentes secretos tararean la canción de los Ángeles de charlie) Tarararáaaa ra raaaaaa, ta ra ra raaaaaaaa....
Angel 2: Pues no le veo la gracia, como nos pillen se nos va a caer la corona.
Angel 1: Tranquilidad, hay que tener tranquilidad. Piensa ¿Qué puede pasar?.
(Se oye un trueno seguido de lluvia.)
Angel 2: Por lo pronto me parece que lo sabremos enseguida
Angel 3: (Mirando hacia abajo) Está lloviendo de lo lindo
(Se suaviza el ruido de la lluvia)
Angel 1: (Mirando arriba)Y ahora sale el sol
Angel 2: Sí, y ahora ya sabéis lo que se supone que tiene que salir ¿no?
Angel 1: ¿Los caracoles?
Angel 2: ¡El arcoiris, payaso, el arcoiris!
Angel 3: La gente está mirando hacia aquí
Angel 1: Escondéos que nos van a ver (Se agacha)
Angel 2: Pero, ¿Quieres levantarte? Quien nos va a ver a kilómetros de distancia
Angel 1: Pueden usar telescopios
Angel 2: (Le da una colleja) ¡Toma!, por replicarme.
Angel 3: Parece que entre todos han cogido algo y lo están levantando
Angel 1: ¿Qué será?
(Aparece en el escenario como si hubiese subido de abajo, la parte final de una escalera, cuya parte inferior es tapada por las nubes)
Angel 2: Una escalera, es una escalera
Angel 3: Mirad está subiendo alguien
Angel 2: ¿Lo veis? Ya está, os lo dije, vienen a preguntar por el arcoiris, ¿ahora que hacemos?
Angel 3: Vamos a esperar que suba a ver que quiere
Voz: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!
(Se oye un CRASH)
Angel 1: Uy que resbalón más tonto que ha tenido
Angel 2: Los hay que no tienen suerte
Angel 3: Mirad, ahora sube otro.
Angel 1:  Este parece que sube con más salero.
Angel 3: Está apunto de llegar
(Aparece la parte superior del cuerpo, como subiendo de una escalera de un bombero)
 
Angel 1: Buenos días.
Bombero: Vengo, arf.... en representación de la tierra. Pertenezco al cuerpo de bomberos y he subido para ver que ha pasado con el arcoiris.
Angel 3: ¿Arcoiris? No sé por aquí no hemos visto ningún arcoiris.
Bombero: Es que hace un rato estaba y ahora no lo vemos y queríamos saber si lo pueden traer.
Angel 1: Lo que pasa es que lo hemos tenido que llevar a pintar los colores que estaban muy viejos
Bombero: Pero si cuando estaba hace unos minutos tenía los colores en perfecto estado.
Angel 3: La niebla, con la niebla no se puede ver bien el arcoiris y parece que no está.
Bombero: ¿Y por qué aquí que no hace niebla sigo sin verlo?
Angel 3: ¡Vaya!.
Bombero: Me parece que aquí algo se está cociendo.
Angel 2: ¡Está bien! ¡Ya no aguanto más! Os lo dije, os dije que nos pillarían.
Angel 1: ¿Quieres callarte?
Bombero: ¿Habéis robado el arcoiris? ¿Os habéis atrevido a robar el arcoiris?. Esto no va a quedar así, ahora mismo bajo a la tierra para hablar con el Papa para que comunique la noticia a vuestros superiores, os vais a enterar de lo que vale un peine.
Angel 3: Me temo que no va a poder hacerlo
Bombero: ¿A no? Y ¿Quién me va a impedir hacerlo? ¿Tú?
Angel 3: No, la justicia.
Bombero: ¿La justicia? ¿Con que ley?
Angel: Con la de la gravedad (Empuja la escalera y el bombero cae hacia atrás)
Bombero: Os acordaréis, ahhhhhhh!!!!     CRASH!!!
 
Angel 2: ¡Animal! ¡Eres un animal!
Angel 3: Y que tenía que hacer ¿Qué se chivase?
Angel 1: Eso, porque hablando de chivatos, no sé porqué has tenido que decirle nada.
Angel 2: No hacía falta que le dijera nada, lo estaba averiguando él solito.
Angel 1: Ya, y tú por si acaso no lo resuelve le hechas una mano ¿no?
Angel 2: Ya sabes que cuando vivía era profesor, no lo puedo remediar.
Angel 1: Que gracia me hace, me muero de risa Ja, ja (Con evidente ironía)
(Se empieza a oír un helicóptero)
Ángel 3: ¿Qué es ese ruido?
Ángel 2: Un helicóptero
Angel 1: ¡Mira viene de allí! (Señala hacia la izquierda)
Angel 3: Está bajando alguien
Angel 2: ¿Veis? ¡Problemas, ahora todo van a ser problemas!
(Aparece por la izquierda un policía que porta una pistola)
Policía: ¡Alto! ¡Manos arriba! ¡Y alas, por si acaso!
Angel 1: (A los ángeles) Esperad, yo me ocupo de esto. (Al policía) A ver, identifíquese.
Policía: Agente del cuerpo especial de policía número 457 B (enseña una placa)
Angel 1: Vaya, así que usted es policía ahí abajo ¿no cree que se ha saltado su jurisdicción? Vamos, que esto se sale un poco de su zona.
Policía: Mi zona es de 100 hectáreas alrededor de la ciudad, y como nadie me ha dicho nada, imagino que también sobre todo lo que esté encima o debajo de esa área.
Angel 1: ¿De qué se nos acusa agente?
Policía: De apropiación indebida del arcoiris según consta en el artículo 48 del segundo apartado del derecho penal.
Angel 1: Agente, ¿me permite un par de preguntas?
Policía: Por supuesto, adelante.
Angel 1: Esto de aquí (se señala las alas) ¿Para que sirven?
Policía: (Un poco asombrado por la pregunta) Pues... para volar, vamos, supongo, todas las alas son para volar.
Angel 1: Y ¿Me puede responder de que están hechas las nubes?
Policía: Pues de vapor de agua. Sí, de vapor de agua procedente del mar que se condensa en el aire.
Angel 1: Muy bien, Y mi última pregunta, si esto es vapor de agua y los ángeles tenemos alas que sirven para volar ¿Cómo es que usted se está manteniendo en el aire?
(El policía ante la pregunta mira con tristeza al público y cae al vacío)
Policía: ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!!!     CRASH!!!
Angel 1: ¿Veis?, la lógica cae por su propio peso.
Angel 2: Dios mío, ya nos hemos cargado a dos humanos ¿Qué vamos a hacer ahora?
Angel 3: La verdad es que se nos está complicando el problema, creo que lo mejor sería devolver el arcoiris a su sitio.
Angel 1: ¿Y rendirnos tan pronto? Ni pensarlo
Angel 2: (Con ironía) Claro que no, aún queda más gente que cargarse ¿no?
Angel 1: Tampoco es para ponerse así, vamos digo yo.
(Entra el Jefe de los Ángeles)
Jefe: ¡A ver! ¿Qué es lo que sucede? Oigo mucho escándalo por aquí.
Angel 2: Esto... nada, no sucede nada. ¿Qué tendría que suceder?
Jefe: ¿Y el arco iris? ¿dónde está?
Angel 1: Lo estamos limpiando un poco.
Angel 3: Lo hemos puesto bajo la lluvia y así nos facilita la tarea.
Jefe: ¿Bajo la lluvia? ¡Si estamos en la nube más alta? ¿Se puede saber dónde está el arcoiris?
Angel 2: ¡Ya está bien! ¡No aguanto ni un minuto más! ¡Lo hemos robado! ¡Hemos secuestrado el arcoiris!
Jefe: ¡Pero que estás diciendo!
Angel 1: ¡Chivato!
Angel 3: No lo hemos hecho aposta (con voz inocente)
Jefe: ¡Ya ajustaremos cuentas después! ¿Dónde lo habéis escondido? Yo mismo iré a buscarlo.
Angel 2: Un poco lejos de aquí.
Angel 3: Má bien bastante lejos.
Angel 1: Yo diría que lejísimos.
Jefe: Me importa un comino ¿Me vais a decir dónde lo habéis escondido o no?
(Los tres ángeles niegan con la cabeza, cuando aparece por la derecha el diablo arrastrando el arcoiris)
Diablo: ¿Quién demonios ha metido esta cochinada en la olla de los pecadores?
Jefe: ¿Qué diablos hace el diablo con el arcoiris? ¿No habréis...?
Diablo: Vaya, vaya... Qué tenemos aquí... tres lindos angelitos y nada menos que el gran jefe de los ángeles.
Jefe: Sí, y ya nos puede ir devolviendo nuestro arcoiris
Diablo: mmmmm, que poco educado. Se te ha olvidado decir la palabra mágica
Angel 1: ¿Por favor?
Diablo: No, ya la he cambiado. Ja, ja, ja.
Angel 2: ¿Abracadabra?
Diablo: ¡Demonios! ¿Cómo lo has sabido?... ¡Me da igual! Habéis metido esta cosa en mi territorio y ahora me pertenece y no os la daré.
Angel 3: Si sigue portándose así lo llevarán al infierno.
Angel 2: ¿Quieres hacer el favor de no decir tonterias?
Jefe: Exijo que nos lo devuelva, es algo que pertenece al cielo
Diablo: ¿Qué tú me exijes a mí? ¿Qué tú me exijes a mí?. Soy el mayor diablo del infierno, el vizconde de las tinieblas, la pesadilla de todo el que ha habitado alguna vez el averno ¿Y tú me exijes a mí, lagartija alada con corona? ¿Angelucho de pacotilla?
Jefe: Las normas son las normas
Diablo: Eso mismo, las normas son las normas, y como he encontrado esto en MI territorio, en estos momentos me pertenece. Porque me parece a mí que no he sido yo el que lo ha cogido y lo ha llevado allí ¿no?
(Los ángeles se miran y no contestan).
Diablo: Lo dicho, a partir de ahora el arcoiris es solo mío, y se acabó esa cursilería de cuando llueva salga esta cosa ñoña de absurdos colores estúpidos en el cielo. A partir de ahora lo primero que haré será pintarlo de negro carbón, y cada vez que haya un terremoto y un volcán haga erupción, lo que verá la gente surgir de la tierra será el arcoiris carbonizado. ¡Eso sí será espectacular!
Angel 1: ¡No puede hacer eso!
Diablo: Pues mira tú por donde que lo voy a hacer, a no ser que me deis algo a cambio...
Jefe: ¿Qué es lo que quieres?
Diablo: ¿Qué podéis ofrecerme?
Angel 2: ¿Oro?
Diablo: No lo necesito
Angel 1: ¿Otro arcoiris?
Diablo: Tengo el que quiero
Angel 3: No sabemos que es lo que darle.
(Entran por la izquierda el bombero y el policía)
Bombero: Muy buenas, nos han dicho que aquí encontraremos la paz eterna.
Policía: ¡No es posible! ¡Son esos malditos ángeles!
Diablo: ¡Ya está! ¡Quiero las almas de esos dos!
Angel 2: ¡Hecho!
Angel 3: ¡Lléveselo!
Angel 1: ¡Ya tarde!
Jefe: Está bien, haremos ese trato, necesitamos el arcoiris, puede llevárselos.
(El diablo les lanza una cuerda imaginaria y tira de ellos llevándoselos)
Policía: ¡Noooooo! ¡Os acordaréis de estaaaaaa!
Bombero: ¡Volveremoooooos!
Diablo: Eso, eso, chillad, chillad fuerte que vais a chillar todavía más abajo.
(Desaparecen por la derecha)
Angel 1: Bueno al final todo ha salido bien ¿no?
Angel 2: Ya tenemos el arcoiris
Angel 3: Creo que puede estar muy contento de nosotros.
Jefe: ¡Vamos! ¡Andando! ¡A limpiar todas las estrellas! ¡Las quiero ver bien limpias! ¡Vamos! ¡Vamos!
(Les golpea en el trasero con un látigo imaginario mientras desaparecen por la izquierda)
Angel 3: ¡Ay!
Angel 2: ¡Uy!
Angel 1: ¡Que nos dueleeee!
 
 
 
 

FIN


e su p� K$. o �� P�
DON QUIJOTE. - Y por el otro ejército ¿Acaso no vislumbras las barbas del malísimo Bin Laden odiado y temido de todos?
SANCHO PANZA. -
DON QUIJOTE. - Tantas ganas tengo de entrar en batalla que aunque veo por allí muchos cientos de famosos y esforzados caballeros doy por terminado su nombramiento y ya me apresuro a entrar en combate. Pues se que este será un gran día y estos caballeros presto conocerán el valor de mi brazo.
NARRADORA. - Viendo Sancho que ya era de todo punto imposible convencerlo de que lo que iba a atacar no eran ejércitos sino rebaños. Resignose al destino hízose a un lado y dejole marchar no sin antes advertirle por última vez.
SANCHO PANZA. - Vuelva aca desdichado de mí y de la madre que me parió. Vuelva y mire que no son gigantes ni Supermanes ni Binladen ni nada que se le parezca sino ovejas y carneros.
DON QUIJOTE. - Allá voy. Caballeros que seguís bajo la bandera del valeroso Supermán del arremangado brazo. Seguidme todos veréis como os ayudo a derrotar a vuestros enemigos.
NARRADORA. - Y diciendo esto se adentró en medio de los rebaños dando lanzadas por aquí y por alla con tanta fuerza que al momento dejó en el campo no menos de siete ovejas muertas. Los pastores le daban voces diciendo que no hiciera eso pero de nada servían sus palabras.
PASTOR I. - ¿Pero qué hace vuestra merced? ¿es que se ha vuelto loco?
PASTOR II. - ¡Deja las ovejas desgraciao! ¡Que me vas a buscar la ruina!
PASTOR III. -¡Para! ¡Detente! ¡Vamos a tirarle piedras que nos mata todas las ovejas!
DON QUIJOTE. - ¡Malandrines! No huyáis que un solo caballero os derrotará a todos.
NARRADORA. - Los pastores al ver que no hacía caso comenzaron a tirarle piedras hasta que consiguieron tirarlo del caballo.
(Los pastores le tiran bolas de papel como si fueran piedras)
PASTOR I. - Toma esta pedrá.
PASTOR II. - A ver si te gusta esta peladilla.
DON QUIJOTE. - ¡Ay mis costillas! ¡Muerto soy voy a tomar un poco de medicina milagrosa.
PASTOR III. - Toma en toda la boca.
DON QUIJOTE. - (Cayéndose al suelo) ¡Ay mis dientes! Por lo menos me ha arrancao tres o cuatro.
NARRADORA. - Y era verdad aquella pedrada que le había dado en la boca le había arrancado tres dientes y cuatro muelas. Acudió Sancho y le ayudó a levantarse.
SANCHO PANZA. - ¿No le dije a vuestra merced veinte veces que no eran ejércitos sino rebaños?
DON QUIJOTE. - Calla Sancho. Todo esto es obra de aquel sabio enemigo mío que envidioso de la fama que yo iba a coger ha convertido a los ejércitos en rebaños.
SANCHO PANZA. - No sé, no sé.
DON QUIJOTE. - Es verdad lo que yo te digo y si quieres convencerte solo tienes que ir detrás de ellos y esconderte detrás de aquella colina y verás como de aquí a un rato otra vez se vuelven a convertir en ejércitos.

FIN

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