EL MENSAJE
Francisco Javier Bernad Morales
ACTO ÚNICO
(Exterior de un
castillo. En el centro, la puerta, junto a ésta, una silla, dos ventanas a los
lados. A la izquierda un bosquecillo y a la derecha, campos de cultivo.
Gerberto y la princesa en el centro)
Princesa: Tenemos
que hacer algo,
mi
padre desea que me case
Gerberto: Nunca
lo consentiré.
Princesa: De
nada servirá. Ya
sabes que, sin faltarle al respeto,
si
algo se le mete en la cabeza
nunca
cambia de opinión.
Gerberto: No
te falta la razón.
Aun
recuerdo con horror
cuando
se empeñó en decir
Princesa: Y
para que se callara
todos
dijimos que sí
Gerberto: Pero
algo se podrá hacer
para
que acepte nuestra boda.
Si
yo matara a un dragón
me
querría como yerno.
También
si derrotara a los turcos,
si
venciera a los piratas...
Princesa: No
digas más tonterías.
Ni
dragones, ni turcos, ni piratas,
aquí
sólo hay lagartijas.
Con
eso no vas a impresionarle.
Gerberto: Puedo
descubrir América...
Princesa: Cuando
vuelvas seré vieja.
Además
he oído contar
que
eso lo va a hacer Colón.
(Entra Eloísa, una dama, por la derecha)
Eloísa: Buenos
días, Alteza,
Princesa: ¿Ocurre
algo, Eloísa?
Eloísa: Vuestro
padre, princesa,
desde
esta mañana está muy extraño,
recorre
el castillo de arriba abajo,
habla
solo y aunque escucho tras la puerta
no
le entiendo lo que dice.
Gerberto: ¡El
rey preocupado!
Esta
es mi oportunidad:
me
entero del problema,
al
momento lo resuelvo,
y
aprovecho la ocasión
para
pedirle tu mano
Princesa: Aunque
tú lo hayas pensado,
no
parece mal pensado.
Eloísa: Continuaré
vigilando
por
ver si descubro algo.
Gerberto: ¡Cuidado!
Se oyen pasos
Princesa: Ocultémonos
Elvira (hace una reverencia): ¡Buenas tardes! Majestad
Gilberto (también hace una reverencia) También os lo digo yo.
Que
tengáis muy buenas tardes
Rey: Gracias,
gracias, muchas gracias.
Pues
aquí estaba pensando
Elvira: Mas,
¡che!, ¿pensando vos?
Eso
no es digno de un rey
Gilberto: ¿Pues
no tenéis mayordomo,
consejero
y escudero,
hasta
sastre y tesorero,
zurcidor
y zapatero?
¡Qué
piensen ellos!
Elvira: Si
vuestro padre lo viera...
Gilberto: Si
vuestra madre supiera...
Rey: Muy
bien sé que no es normal,
pero
esta mañana vino
un
extraño caballero
con
espada y sin sombrero...
Elvira: Será
la moda moderna
Rey: Ya
está bien de interrumpir,
que
aquí sólo mando yo.
Me
saludó el caballero
y
entregome un pergamino
de
extraños signos cubierto...
Gilberto: ¿Un
pergaqué?
Elvira: Ha
dicho que un pergamino.
Parecés
sonso.
¿Qué
es un pergamino?
Rey: Un
a modo de piel fina
que
no sé para qué sirve.
Gilberto: ¿Nada
dijo el caballero?
Rey: Dijo
que era un mensaje
y
que los signos hablaban
Elvira: ¿Podemos
verlo?
Rey: Llamaré
a mis pajes.
Gilberto: (desenfunda la espada) Quizá sea peligroso.
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