martes, 26 de junio de 2012

EL VIAJE DE LOS REYES MAGOS





El viaje de los Reyes Magos


Autor
José Rogelio Fernández Lozano


INTRODUCCION

Esta representación está pensada para que sea hecha por niños comprendidos entre 8 y 12 años. Lo que no es obstáculo para que la puedan hacer los de mayor o menor edad. En Teatro Leído, también cumplirá mí deseo de acercarnos más a las figuras de los Reyes Magos.
La escenificación se desarrolla en tres lu­gares distintos: En los palacios de cada uno de los Reyes; en un oasis del desierto y en el Por­tal de Belén.
El primer decorado puede ser compartido por los tres Reyes, con juego de luces y sombras y con tules portados por los niños auxiliares. Se usarán también los tules para aparentar distintos tiempos y lugares.
  El vestuario de Reyes y pajes debe ser suntuo­so. El de los Angeles Narradores y Auxiliares de los tules, sencillo pero elegante, así como el de la Virgen y San José.
  Una gran estrella movible, portada por un niño auxiliar, dominará el fondo del escenario.
  Los niños auxiliares colocarán también los distintos elementos del decorado que se requie­ran: almohadones, palmera, regalos, de las dis­tintas escenas.
  La música de fondo ayudará a los cambios de escena y completará el ambiente navideño que se desea crear. Las luces que producirán el día, la tarde o la noche, meterán al espectador en el mundo maravilloso de la ilusión.
  El autor
 
PERSONAJES
ANGEL NARRADOR
ÁNGEL NARRADORA
REY MELCHOR
PAJE 1º
REY GASPAR
PAJE 2º
REY BALTASAR
PAJE 3º
SAN JOSÉ
VIRGEN MARIA
OCHO AUXILIARES: 6 para los tules. 1 para la palmera 1 portaestrella
 PRESENTACIÓN
 (Los narradores, vestidos de ángeles, se situarán a ambos lados del escenario y elevados sobre el suelo. Los, tules, en línea, simularán el fondo. Música al correrse el telón).
NARRADOR. Aunque soy un angelito, 
voy a hacer de narrador, 
y si les diera algún grito 
es para que oigan mejor.
NARRADORA. Vamos a contar la historia 
de los tres Magos de Oriente, 
sí me falla la memoria 
¿me apuntarás de repente?
(Música de fondo)
NARRADOR. Ahora a Melchor verán, 
creo que prepara un viaje,
NARRADORA. con las toses que le dan 
y está haciendo el equipaje.
(Música de fondo. Melchor entra tosiendo por derecha, los tules lo encuadran).
EN CASA DEL REY MELCHOR
MELCHOR.
Este resfriado que tengo, 
que no paro de moquear, 
ya no sé sí voy o vengo, 
o me tengo que acostar.
Me llamo Melchor el Mago, 
y vivo aquí, en Oriente, 
no sé muy bien lo que hago,
 pero soy muy obediente.
Debo marchar a Belén 
con mis gentes y camellos, 
con otros magos también 
a ver sí diera con ellos.
(Entra la Estrella por derecha portada por un niño auxiliar seguida del Paje 1º.)
PAJE 1º 
.Mi señor, todo está listo, 
ha aparecido la Estrella. 
Es‑ la mejor que haya visto, 
es muy hermosa, ¡qué bella!.
MELCHOR.
¿Has echado alguna manta, 
cataplasmas y edredón? 
Este resfriado me espanta,
PAJE 1º. Emprenderemos camino 
por la ruta del desierto, 
las monedas de oro fino 
no se olvide, se lo advierto.
MELCHOR. 
A mi edad pongo ilusión 
en emprender este viaje. 
Lo hago de corazón. 
Voy a cambiarme de traje.
¡A Belén! ¡A Occidente! 
¡Á perseguir esa Estrella!
 Cuando vaya por'Poníente,
 sabré seguro que es ella.,
(Sale la Estrella seguida de Melchor, estornudando, y del Paje 12 por izquierda. Música de fondo. Entra Gaspar por derecha, quejándose y cojeando. Los tules lo encuadran).
NARRADOR.
Ese que tanto se queja 
es el Rey Mago Gaspar.
NARRADOR
.Podéis estirar la oreja, 
que le vamos a escuchar.
(La Estrella aparece por derecha).
EN CASA DEL REY GASPAR
GASPAR.
El reumatismo me da, 
el invierno ha llegado. 
Esa Estrella viene y va 
llevándonos un recado.
Es artrosis, es artritis, 
es lo uno, es lo otro. 
Puede ser apendicitis. 
¡Tener que montar en potro!
(Entra Paje 2º por derecha).
PAJE 2º
.Está todo prevenido.
 El equipaje cargado. El lucero ya ha venido, 
y el incienso preparado.
GASPAR.
Gaspar el Mago me llaman 
por mi poder y riqueza, 
y mis súbditos me aman:
 los saqué de la pobreza.
Este viaje hacia Belén
 me ha llenado de alegría, los dolores`no me den,
 qué, sí no, me quedaría.
PAJE 2º
.Mí señor, ¡ perded cuidado l 
ya preparé una untura, 
con pomada os he dado 
para salir con premura.
GASPAR.
Conviene que preparemos
 mejunjes> y pomadillas, 
porque, si no, ya veremos, 
usaré las zapatillas.
¡Que resuenen los clarínes! 
¡En marcha los camelleros! 
¡A Belén en los confines! 
¡Hay que llegar los primeros!
(Sale la Estrella, seguida de Gaspar, dolorido, y del Paje 2¿ por izquierda. Música de fondo).
NARRADOR.
En su palacio, su casa, 
Baltasar está molesto 
por no sé qué que le pasa, 
oigamos qué dice de esto.
(Entra Baltasar, tocándose la cabeza, por‑derecha. Los tules le encuadran).
EN CASA DEL REY BALTASAR
  BALTASAR.
Cuarenta años seguidos 
que me duele la cabeza. 
Tengo los sesos ya idos,
el viaje me da pereza
. Baltasar el gran Rey Mago 
me dicen en mi nación. 
Y esta aventura la hago 
con sorpresa y emoción.
(Entra la Estrella y Paje 3º por derecha).
PAJE 3º 
.Que fue ayer cuando vino 
esta conductora Estrella.
 Nos va a indicar el camino. 
¡Hay que ver cómo destella!
BALTASAR.
¿Fuiste a la perfumería?
PAJE 3º
De allí vengo, mi señor.
BALTASAR.
¿La mirra tú comprarías?
PAJE 3º
De calidad no hay mejor.
BALTASAR
Echa también una toalla 
para paños de agua fría. 
Sí la cabeza me falla, 
como turbante se lía.
La Estrella han avistado 
otros magos del Oriente. 
Prepararé el visado, 
partírié con el relente.
¡Dad las órdenes precisas!
 ¡Los caballos! ¡La trompeta! 
Que ya nos comen las prisas 
por seguir ese cometa.
Es esto algo divino, 
que una Estrella, en su vuelo, 
nos enseñe el camino. 
¡Es grande el poder del Cielo!
(Sale la Estrella seguida de Baltasar, con dolor de cabeza, y Paje 32 por izquierda. Músíca de fondo. Los auxiliares colocan los tules. Otro trae una palmera simulando un oasis).
                      EN EL OASIS
NARRADOR.
Han andado muchos días 
por caminos polvorientos 
persiguiendo a la Estrella. 
Tienen que venir sedientos.
NARRADORA.
A este tranquilo oasis
 puede que lleguen los tres.
Otea con la mirada
y avísanos si los ves
Baltasar el gran Rey Mago 
me dicen en mí nación. 
Y esta aventura la hago 
con sorpresa y emoción.
(Entra la Estrella y Paje 3º por derecha).
PAJE 3º.
Que fue ayer cuando vino 
esta conductora Estrella. 
Nos va a indicar el camino. 
¡Hay que ver cómo destella!
BALTASAR.
¿Fuíste a la perfumería?
PAJE 3º
.De allí vengo, mí señor.
BALTASAR.
¿La mirra tú comprarías?
PAJE 3º
.De calidad no hay mejor.
BALTASAR.
Echa también una toalla 
para paños de agua fría. 
Si la cabeza me falla, 
como turbante se lía.
La Estrella han avistado 
otros magos del Oriente. 
Prepararé el visado, 
partiré con el relente.  
¡Dad las órdenes precisas!
¡Los caballos! ¿La trompeta!
Que ya nos comen las prisas
por seguir a esa cometa.
Es esto algo divino,
que una estrella, en su vuelo,
nos enseñe el camino.
¿ Es grande el poder del cielo!
( Sale la Estrella seguida de Baltasar con dolor de cabeza, y paje 3º por la izquierda. Música de fondo. Los auxiliares colocan los tules. Otro trae una palmera simulando un oasis).
EN EL OASIS
NARRADOR.-
Han andado muchos días
por caminos polvorientos
persiguiendo a la Estrella.
Tienen que venir sedientos
NARRADORA.-
A este tranquilo oasis
puede que lleguen los tres.
Otea con la mirada
y avísanos si nos ves
NARRADOR.­
¡Oh, ya llegan! 
¡Oh, que vienen! 
Cada uno por su lado.
Lo más seguro es que tienen 
el sitio apalabrado.
(Música de fondo. Entran Melchor y Baltasar por derecha y Gaspar por izquierda. Van seguídos de sus pajes, que portan unos almohadones).
MELCHOR.
Soy Melchor.
 GASPAR.
Y yo, Gaspar. 
Hagamos presentaciones.
BALTASAR.
Yo me llamo Baltasar. 
Y estas son mis intenciones.
 
Sentaos aquí primero. 
Iniciaré‑una historia. 
Y su atención les requiero, 
que me la sé de memoria.
(Entra la Estrella por derecha y sale por. izquierda).
MELCHOR.¡Esa Estrella!
GASPAR
¡Blanca Estrella!
Allá en el firmamento...'
BALTASAR
Quisiera hablaros de ella.
Apareció de momento...
MELCHOR.
Yo contemplaba la luna, 
llegándome un resplandor. 
No apareció más que una. 
Era la luz del amor.
GASPAR.
A mí me dio un arrechús 
al entender que decía 
algo de un Niño, Jesús, 
y de una Virgen, María...
MELCHOR....
de una burra y de José, 
de un portal en la Judea...
BALTASAR....
de un buey. Ya me lo sé, 
no hace falta que lo vea.
(Aparece de nuevo la Estrella por la derecha)
MELCHOR.
Está de nuevo llegando.
GASPAR.
Ahora se para, espera.
BALTASAR.
Pues continuemos hablando 
debajo de la palmera.
MELCHOR.
Será ese Niño, al fin, 
Dios y hombre a la vez. 
Su Estrella, desde el confín, 
nos ha enseñado quien es.
(Se sientan en los almohadones que han colocado los pajes debajo de la palmera).
GASPAR.
El día aquí pasaremos
nuestras fuerzas reponiendo, 
descansados partiremos, 
que nos estamos durmiendo.
BALTASAR.
Mañana, al atardecer, 
nos tendremos que marchar, 
y al Niño Dios ofrecer 
los presentes., y adorar.
 
(Música de fondo. Simulan que duermen. Se oscurece la escena y salen todos. Se ilumina la escena. Los tules enmarcan el Portal. Entran por derecha la Virgen, con el Niño en brazos, y San José; a continuación, la Estrella y la Palmera, que se colocarán junto al Portal).
ANTE EL PORTAL
NARRADOR
.El veinticinco nació, 
cumpliendo la profecía, 
la Estrella se apareció 
sobre el Portal de María.
NARRADORA.
¡Qué lujo! ¡Qué esplendor!
¡Qué vistosos los ropajes! 
¡La estrella, qué resplandor!
 ¡Qué elegantes van los pajes!
NARRADOR.
Todo eso por un Niño, 
que en un pesebre ha nacido 
y no en pañales de armiño.
 í Tan pobre! ¡Tan desvalido!
NARRADORA.
Algo tiene que tener 
por encima de las leyes 
para venir a ofrecer 
su amor a pastores y reyes
( Música de fondo entran los reyes por derecha con su cortejo. Los pajes portan regalos y se situan todos junto al Portal)
JOSE.
Habéis de lejos venido 
a postraros a sus pies.
 La Estrella os ha traído
 porque supisteis quien es.
MELCHOR.
Esta mirra, como hombre.
BALTASAR.
Pues como rey, este oro.
GASPAR
Y ahora, en mi nombre,
 incienso al Dios que adoro.
  JOSE.
Mirra, oro e incienso 
son regalos para un Dios, 
un gracias es poco, 
pienso, tenemos que daros dos.
MARIA.
Quiero decir, de momento, 
que también os felicito. 
Mi Niño está muy contento 
y se ha chupado un dedito.
El Niño, Jesús de nombre, 
duerme un sueño profundo. 
En cuanto se haga hombre
será el Salvador del mundo
(Los reyes se levantan, adelantándose al público, acompañados de sus pajes).
BALTASAR.
¡Oh, qué Niño más gracioso! 
¡Qué sonrisa nos ha echado! 
¡Es un chavalín hermoso! 
¡Creo que nos ha soplado!
MELCHOR.
Es su espíritu, que aquí 
en el rostro me ha dado, 
y que, penetrando en mí, 
el resfriado me ha curado.
GASPAR.
El reuma se fue con tino. 
Salto y brinco sin temor. 
¡Será el vaho divino! 
¡No tengo ningún dolor!
BALTASAR.
¡No me duele la cabeza! 
¡No tengo la cefalea! 
¡Ahora veo la belleza 
de lo que aquí me rodea!
MELCHOR.
Nosotros, con gran poder,
 riqueza y sabiduría, 
no hemos sabido entender 
que la fe nos sanaría.
GÁSPAR. 
Estos apreciados dones,
 estos regalos del Cielo, 
abren nuestros corazones...
BALTASAR....
  como descorrer un velo.
GASPAR.
Con oro y piedras preciosas, 
de nuestros palacios llenos ...
MELCHOR....
compraremos muchas cosas
 a los niños, que son buenos.
(Reyes y pajes se dirigen de nuevo al Portal y adoran al Niño. Música de fondo).
NARRADOR.
Dos mil años han pasado 
del hecho aquí referido. 
¡La Navidad ha llegado! 
¡Seis de enero, bienvenido!
NARRADORA.
Un mensaje me han dado 
‑prestadme mucha atención 
como del cielo enviado. 
¡Jamás perdáis la ilusión!
(Música de fondo mientras, lentamente, se corre el
 
T E L 0 N


t-align� ,$t r �� P� ak-after:avoid'>FIN

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DON QUIJOTE. - Y por el otro ejército ¿Acaso no vislumbras las barbas del malísimo Bin Laden odiado y temido de todos?
SANCHO PANZA. -
DON QUIJOTE. - Tantas ganas tengo de entrar en batalla que aunque veo por allí muchos cientos de famosos y esforzados caballeros doy por terminado su nombramiento y ya me apresuro a entrar en combate. Pues se que este será un gran día y estos caballeros presto conocerán el valor de mi brazo.
NARRADORA. - Viendo Sancho que ya era de todo punto imposible convencerlo de que lo que iba a atacar no eran ejércitos sino rebaños. Resignose al destino hízose a un lado y dejole marchar no sin antes advertirle por última vez.
SANCHO PANZA. - Vuelva aca desdichado de mí y de la madre que me parió. Vuelva y mire que no son gigantes ni Supermanes ni Binladen ni nada que se le parezca sino ovejas y carneros.
DON QUIJOTE. - Allá voy. Caballeros que seguís bajo la bandera del valeroso Supermán del arremangado brazo. Seguidme todos veréis como os ayudo a derrotar a vuestros enemigos.
NARRADORA. - Y diciendo esto se adentró en medio de los rebaños dando lanzadas por aquí y por alla con tanta fuerza que al momento dejó en el campo no menos de siete ovejas muertas. Los pastores le daban voces diciendo que no hiciera eso pero de nada servían sus palabras.
PASTOR I. - ¿Pero qué hace vuestra merced? ¿es que se ha vuelto loco?
PASTOR II. - ¡Deja las ovejas desgraciao! ¡Que me vas a buscar la ruina!
PASTOR III. -¡Para! ¡Detente! ¡Vamos a tirarle piedras que nos mata todas las ovejas!
DON QUIJOTE. - ¡Malandrines! No huyáis que un solo caballero os derrotará a todos.
NARRADORA. - Los pastores al ver que no hacía caso comenzaron a tirarle piedras hasta que consiguieron tirarlo del caballo.
(Los pastores le tiran bolas de papel como si fueran piedras)
PASTOR I. - Toma esta pedrá.
PASTOR II. - A ver si te gusta esta peladilla.
DON QUIJOTE. - ¡Ay mis costillas! ¡Muerto soy voy a tomar un poco de medicina milagrosa.
PASTOR III. - Toma en toda la boca.
DON QUIJOTE. - (Cayéndose al suelo) ¡Ay mis dientes! Por lo menos me ha arrancao tres o cuatro.
NARRADORA. - Y era verdad aquella pedrada que le había dado en la boca le había arrancado tres dientes y cuatro muelas. Acudió Sancho y le ayudó a levantarse.
SANCHO PANZA. - ¿No le dije a vuestra merced veinte veces que no eran ejércitos sino rebaños?
DON QUIJOTE. - Calla Sancho. Todo esto es obra de aquel sabio enemigo mío que envidioso de la fama que yo iba a coger ha convertido a los ejércitos en rebaños.
SANCHO PANZA. - No sé, no sé.
DON QUIJOTE. - Es verdad lo que yo te digo y si quieres convencerte solo tienes que ir detrás de ellos y esconderte detrás de aquella colina y verás como de aquí a un rato otra vez se vuelven a convertir en ejércitos.

FIN

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