El Mundo de los números.
Autor Francisco Rivero
Mendoza.
Personajes:
El Presentador
La letra i.
Estudiante 1.
Estudiante 2.
Alfredo el
algebrista.
El Rey uno.
El número cinco.
El número cero.
El número -3.
El número -5.
El número 6.
El número 4
El número 3.
Acto I
Escena I
En una
habitación dos jóvenes estudiantes se
trasnochan
preparándose para un examen de matemáticas que se efectuará
al día siguiente. Se quejan mucho sobre las dificultades para entender la
matemática. Al cabo de un rato apagan la luz, se acuestan y se quedan dormidas.
Empiezan a soñar.....
Escena II
Escenario: En el
jardín de la Recta Real.
Un campo de verde grama con árboles cargados de frutos de colores. Por los
alrededores cuadrados, rectángulos y otras figuras geométricas. Montañas azules
en el horizonte.
PRESENTADOR:
Hace muchos años, cuando la matemática era joven, los números se reunían todas
las mañanas a ver el sol en el jardín de la Recta Real : Aquel era
un jardín hermoso, con flores perfumadas de todos los colores, árboles de
frutas de todas las formas y sabores y una grama pareja, muy bien cortada, en
rectángulos perfectos de distintos tonos de verdes, que relucían al evaporarse
el suave rocío mañanero.
La recta Real,
atravesaba el jardín desde el este hasta el oeste y no se podían divisar sus
extremos, pues era infinita, según se afirmaba entre los números. En la Recta Real nunca hacía
ni frío ni calor, la temperatura era constante y sobre ella jamás llovía...
Hace su entrada la Reina de los pares y el Rey,
seguida de otros números, mientras al fondo se escucha una música de marcha
triunfal. Poco a poco van tomando su lugar en la recta real. De repente cae un
objeto del cielo, muy cerca de la recta, cercana al número 5. El objeto es la
letra i. Tiene el cuerpo alargado y la cabeza muy por encima del cuello, casi
despegada de los hombros.
EL NÚMERO CINCO:
¿Buenos Días? - Preguntó el 5 arrugando la cara- ¿De que días hablas? ¿De ayer?
¿De hoy? ¿De hace un año?
EL NÚMERO CINCO:
Ahhh, ya veo!
EL NÚMERO
CUATRO: No te preocupes, yo conozco un buen médico. Pero, dime una cosa- dijo
luego con aire algo inquisidor- ¿Cómo te llamas? ¿De dónde vienes? ¿Quién eres?
EL NÚMERO
CUATRO: ¿No estás segura? Pues si eres letra no eres número, y si eres número
entonces no eres letra. Verás, en la recta real, donde vivimos todos los
números no hay letras. Por lo tanto, si eres letra no eres número.
EL NÚMERO
CUATRO: Por supuesto que no- respondió con algo de duda. Pero eso no importa,
Alfredo el algebrista nos dijo que aparte de nosotros no hay otros números en
la naturaleza
EL NÚMERO CINCO:
Pues yo sí estoy dentro de la naturaleza- respondió. Soy un número natural. En
la naturaleza hay: 5 casas, 5 tigres, 5 dedos, 5 hojas,.......
Y así continuó
el 5, nombrando 5 cosas durante varios minutos, hasta que la i, que daba largos
bostezos, se fue quedando dormida...
EL NÚMERO CINCO:
¡!Despierta!!! ¡No seas tan maleducada! ¿Es que Uds. las letras no tienen
paciencia?
EL NÚMERO CINCO:
Cómo te decía antes, yo estoy en la naturaleza por ser un número natural. Los
números naturales gobernamos en la recta real. El Rey es el uno y La Reina es el dos.
EL NÚMERO UNO -
Soy el Rey, pues todos los otros naturales se forman a partir de mi- Dijo el
uno. Observa, dijo mientras movía la cabeza de un lado a otro en forma vanidosa
y después comenzó a cantar:
Canción Del Rey
En la
multiplicación
El rey uno es el
campeón
2=1 x 2
3= 1 x 3
4= 1 x4
5= 1 x5
-¿Ves lo que te
dije? Todos llevan algo mío por dentro. Soy un factor de todos ellos.
EL NÚMERO DOS:
Yo soy La Reina-
dijo el dos- pues soy el segundo número natural después del uno. Además, todo
número par me debe obediencia, pues contiene una parte de mí. Observa, dijo
mientras movía los brazos como alas de pájaro: Luego cantó:
Canción de la Reina
Soy dos en estos
lugares
Soy la Reina de los pares
4 = 2 x 2
6 = 2 x 3
8 = 2 x 4
10 = 2 x 5.
EL NÚMERO CINCO:
Pues le cortamos un trozo y lo convertimos en fracción- dijo con resolución.
EL NÚMERO CINCO:
Pues le volvemos a cortar otro pedacito, y otro, y otro....Hay fracciones tan
pequeñitas que casi son iguales a cero. Fíjate en aquella cercana al cero:
1/231563159856732092874098.
- LA LETRA I : Uffff!, Que
número tan pequeño! -Exclamó la i. Está muy pegado al cero.
EL NÚMERO CINCO:
Pegado no- corrigió el 5- nunca digas pegado. Si el Rey te oye se enfurece. Lo
que tú quieres decir es cercano o muy cercano. En la recta real nadie está
pegado a otro.
El 5 se quedó
pensando un ratito y luego respondió
EL NÚMERO CINCO:
-No lo sé-
EL NÚMERO CINCO:
Es un vecindario continuo – Respondió en forma categórica. Alfredo el
algebrista nos ha dicho que la recta real es continua, porque entre dos números
siempre hay otro número. No hay huecos libres en la recta real!
EL NÚMERO CINCO:
No insistas por favor. Ni siquiera podrás vivir entre los negativos- gruñó el
cinco.
Acto II
Escena I
Entran las dos
estudiantes y se quedan observando todo con curiosidad. Se preguntan así mismas
si lo que ven es un sueño o realidad. ¿Tendrá todo esto que ver con el examen
de mañana?
Escena II
Entra primero el
cero haciendo movimientos torpes, luego se sienta en el piso. Entran en escena
los números negativos: el -3 y el -5 y se van colocando a la izquierda de la Recta Real. Entran los
positivos el 3, 4, 5 y 6 y se colocan a la derecha
Presentador- Los
números reales negativos son los opuestos de los reales positivos. ¿Ven aquel
número gordo con cara de sueño? El es el cero. Del cero hacia la izquierda se
encuentran los opuestos de los positivos y son llamados los negativos. Y los
opuestos de los negativos son los positivos. Cada número real positivo tiene un
opuesto del lado de los negativos. Pero… ¿Estos negativos son acaso números
como los positivos? Pues nosotros sabemos que sí lo son y con todo derecho.
EL NÚMERO CINCO:
Así pues – dijo el cinco con mucho orgullo- una mesa puede tener 5 metros de alto, o 5.761 metros o raíz de
dos metros. Por lo tanto el cinco, 5.761 y raíz de dos son números. En cambio
no hay mesas de –5 metros de alto ¿Conoces tu alguna?
EL NÚMERO CINCO:
Eres muy ingeniosa pequeña- dijo el cinco.
EL NÚMERO CINCO:
Es un irracional. No es natural ni tampoco fracción. Pero es un número como
nosotros. Un día Pitágoras, el gran matemático griego, consiguió una mesa que
medía exactamente raíz de dos metros de altura, y entonces... Pitágoras incluyó
a la raíz de dos entre nosotros.
Mientras ellos
hablan, entran en escena un grupo de números chiquitos con muchos pelos, y
dando saltitos mientras se meten entre los números de la recta real.
EL NÚMERO CINCO:
Pues son los irracionales. Ya sabes, esos bichitos peludos se la pasan
moviéndose de un lado a otro y nunca consiguen su puesto. Los irracionales
ocupan los pequeños huecos de la
Recta Real , dejados por las fracciones. Son rinconcitos muy
ocultos y ellos los buscan con mucho cuidado para no equivocarse.
Entra Alfredo el
algebrista en escena con un maletín lleno de cartas que se salen y ruedan por
el escenario.
EL NÚMERO CINCO:
Es Alfredo el algebrista. Parece que viene de la oficina de correos. Alfredo es
un algebrista muy trabajador. El ha publicado muchos artículos en revistas de
matemáticas. Siempre usa el nombre de Fred cuando publica sus artículos.
Alfredo se queda
mirando absorto al cinco, mientras da un largo bostezo.
EL NÚMERO
CUATRO: Alfredo se la pasa con sueño todo el día – dijo el cuatro- pues el
pobre trabaja desde las 8 de la mañana hasta las 9 de la mañana.
EL NÚMERO
CUATRO: No querida. El trabaja 25 horas al día. Dedica una hora diaria a
escribir sus artículos. El resto del tiempo lo emplea en escribir cartas a los
editores de las revistas, a los amigos de los editores, a los amigos de sus
amigos y a visitar la oficina de correos. El pobre debe escribir muchísimas
cartas todos los días!
EL NÚMERO CINCO:
- Hola Alfredo – saludó el cinco
ALFREDO: Hola
cinco, escuche 3 octavas partes de esta conversación. Está muy interesante.
¿Sabes que anoche me encontré con otro número negativo? Es el –3, te lo
presento
ALFREDO: El –3
me apareció cuando resolví la ecuación x + 7 = 4. ¡Magnífico! Otro número
negativo.
EL NÚMERO CINCO:
Alfredo se la pasa resolviendo muchas ecuaciones y siempre consigue nuevos
números negativos. Ya casi no caben en el vecindario – dijo el cinco en voz
baja, mientras señalaba hacia el lado izquierdo de la Recta Real.
De repente, la i
que estaba escuchando todo esto con atención, se pone muy triste y comienza a
llorar.
EL NÚMERO
CUATRO:¿Pero porqué lloras otra vez?
ALFREDO: No te
preocupes. Puede ser que algún día consiga una ecuación para ti, y entonces te
consiga un lugarcito en la
Recta Real , y puedas vivir entre tus amigos los números.
La letra i canta
su canción con acento de tristeza y melancolía.
El Mundo de los números
Quiero ser alguien
en la recta real
Yo quiero estar.
Quiero ser verdad
Busco un lugar
en un mundo mejor.
Quisiera ser tu
número
El centro y
corazón.
Me gusta mucho
ser irracional
Ya no se puede
ser tan natural
Te extraño mucho
y eres mi verdad
Soy una i muy
sola y sin
Una vecindad…
Coro
La terrible
exclusión
En el salón de
clases
Me aparta de tu
mundo
No hay una
solución.
El mundo de los números
Es un lugar
mejor
Allá siempre
estaremos
En un jardín de
amor.
Andemos juntos
por la recta real
Tres cuatro
cinco y llegar al final
En la tristeza
de mi soledad.
Quisiera
visitarte
No hay
posibilidad.
Contemos dos y
vamos a empezar
Y al infinito te
podré llevar
En un lugar
estaremos los dos.
El mundo es de
nosotros
Seamos lo
mejor...
Se escucha una
música agitada al fondo. Todos los números comenzaron a temblar de emoción y se
colocaron muy derechitos en sus puestos.
TODOS LOS
NÚMEROS: -Es la hora del juego- respondieron al unísono todos los números.- Es
la hora del juego. Son las 10 de la mañana.
TODOS LOS
NÚMEROS: El juego del cuadrado.
EL NÚMERO UNO:
Es un juego muy divertido que inventó Alfredo para movernos de un lado a otro
sobre la recta.
EL NÚMERO UNO:
Pues es muy fácil. Alfredo llama a un número, luego ese número se multiplica
por sí mismo. El resultado es el número al cuadrado. Cada número debe entonces
correr hacia su cuadrado.
EL NÚMERO UNO:
Ya verás que divertido- dijo el uno. Luego cantó:
Un número a
elevado al cuadrado
Es a cuadrado
Un número b
elevado al cuadrado
Es b cuadrado.
El cinco al
cuadrado es veinticinco
El seis al
cuadrado es treinta y seis
Los números
corren y corren
En la recta
infinita ya lo veis.
Aparecen los
tres ayudantes de Alfredo; ellos son el 3, 4 y 5.
ALFREDO: El 5-
grita Alfredo en voz alta.
EL NÚMERO TRES:
5 al cuadrado igual 25 - dice el 3, e inmediatamente el cinco emprende una
veloz carrera por entre los números, tropezando con algunos de ellos, haciendo
que pierdan el equilibrio, se tambalean y se caen.
EL NÚMERO SEIS:
Cuidado conmigo- dice el seis- no me pisen.
La i observaba
todo aquel barullo de números corriendo de un lado a otro, al compás de la
música. Todos se movían a excepción del Rey uno que permanecía muy quieto en su
lugar y los negativos.
EL NÚMERO DOS:
Pues ¿No te das cuenta tonta? Ellos no son cuadrados de nadie. Tan sólo los
reales positivos podemos jugar.
ALFREDO: Tú no
puedes participar – respondió Alfredo- pues eres sólo una letra.
Luego se tornó
pensativo y continuó. – Si fueras tan sólo un símbolo, entonces podría hacer
algo por ti.
ALFREDO:
¡Eureka, se me acaba de ocurrir algo genial¡ Eso es! Cuando yo te eleve al
cuadrado serás el opuesto de uno: el menos uno.
Entonces Alfredo
tomó a la i de la mano y la llevó hacia delante, la colocó enfrente del cero
(fuera de la Recta Real ).
Y le dijo
ALFREDO: Este
será tu lugar de ahora en adelante. Cuando yo diga "i al cuadrado",
entonces tú debes responder "i al cuadrado es igual a menos uno" y
entonces te vas moviendo poco a poco hacia el menos uno, pero no en línea
recta, sino en círculo. ¿Entiendes?
La i estuvo
practicando este movimiento por un buen rato, mientras repetía la lección en
voz alta: i al cuadrado es menos uno, i al cuadrado es menos uno....
Acto III
Presentador. – A
partir de aquel día, las cosas empezaron a cambiar en el país de las
matemáticas. Un día, la i cansada de vivir sola comenzó a multiplicarse con los
números de la recta real y formó su propio vecindario. Allí vivía el cinco i,
que se parecía mucho a su amigo el cinco. Aquel vecindario fue llamado por los
algebristas, la
Recta Imaginaria.
Habían ahora dos
rectas: la recta real y la recta imaginaria. Los números negativos fueron
considerados iguales y con los mismos derechos que los positivos. En las dos
rectas los números vivían felices y jugaban todos los días a las 10 de la
mañana al juego del cuadrado. Ahora todos podían ir de un lado a otro sin
problemas. Cuando dos negativos se multiplicaban, se mudaban al vecindario de
los positivos. Cuando un real positivo se multiplicaba con un imaginario, se
mudaban a los números negativos.
Un día apareció
un número complejo, con una parte real y una parte imaginaria. Lo llamaron Z =
a + b i.
A partir de
entonces se formaron más y más números complejos que fueron ocupando todo el
plano. Y cuando son las 10 de la mañana corretean en círculos por todas partes
cantando:
Coro:
En el mundo de
los números
Somos los
irracionales
Que vivimos con
los reales.
En el mundo de
los números
Somos los
negativos
Somos los
imaginarios
Los reyes del
vecindario
Que vinimos
desde lejos
Y todos somos
complejos!
FIN.
FIN
DECORACIÓN DEL ESCENARIO.
Se puede decorar el frontal del escenario con un mural grande de papel
continuo en el que aparezcan dos rebaños de ovejas situados en sendas colinas
como si fueran avanzando uno hacia el otro.
Los niños que hacen de pastores se pueden colocar al lado del mural como
si formaran parte del dibujo.
PERSONAJES:
D. QUIJOTE. - Niño alto y delgado disfrazado de Quijote
SANCHO PANZA. - Niño bajo y gordito disfrazado de Sancho.
TRES PASTORES. - Niños disfrazados de pastores parecidos a los
pastorcillos de navidad. Con zamarras, zurrones, sombreros cayados etc.
OVEJAS. - Cuatro o cinco niñas disfrazadas de ovejas.
DURACIÓN APROXIMADA. Quince minutos.
ACTO I
En estas iban don Quijote y Sancho conversando amigablemente, Caballeros
los dos de sus respectivas cabalgaduras cuando D. Quijote vio que que por
delante de ellos y hacia la mano derecha se movía una gran polvareda y en
viéndola se volvió a Sancho y le dijo:
DON QUIJOTE. - Te digo Sancho que este será el día en que se verá el
valor de mi brazo.
SANCHO. - ¿Por qué dice eso vuestra merced?
DON QUIJOTE. - ¿Acaso no ves esa nube de polvo que se mueve por allí?
SANCHO. - ¿No he de verla? Claro que la veo.
DON QUIJOTE. - Pues has de saber que esa nube de polvo está
ocasionada por un poderosísimo ejército que sin duda está presto a la batalla.
SANCHO. - Pues digo yo que en ese caso deben ser dos los ejércitos pues
por este otro lado se deja ver otra nube de polvo más.
NARRADORA. - Se fijó D. Quijote por donde le decía Sancho y
efectivamente comprobó que otra gran nube de polvo se acercaba en dirección a
la primera y dijo:
DON QUIJOTE. - (Hace gestos de que ve las dos nubes de polvo señalando
hacia los dos lados) - Dices bien amigo Sancho. Dos son los ejércitos que a lo
que veo se han de enfrentar en descomunal batalla.
NARRADORA. - Así que la polvareda se fue aclarando Sancho se dio cuenta
que lo que había causado tanto polvo eran dos rebaños de ovejas que venían
andando uno hacia el otro y así se lo hizo saber a su amo D. Quijote.
SANCHO. - Repare vuestra merced que lo que levanta la polvareda no son
ejércitos sino rebaños.
(Los niños que hacen de ovejas empiezan a balar, los que hacen de
pastores dan voces a las ovejas y los que hacen de perros ladran. Se forma un
tumulto de gritos, balidos y ladridos)
DON QUIJOTE. - ¿Qué rebaños dices? Acaso no oyes los gritos de los
soldados. (Se calla y hace señas a Sancho para que escuche. Los que hacen de
ovejas balan) ¿Lo oyes ahora? ¿Y las arengas y órdenes de sus capitanes y
jefes? (Se calla y hace lo mismo que antes. Ahora los pastores dan voces a las
ovejas)
PASTOR I. - ¡Oveja merina no te salgas del camino!
PASTOR II. - Ríaa oveja.
PASTOR III. - Ría carnero.
PASTOR. I. - Detén tus ovejas que se van a juntar con las mías.
SANCHO. - Pues yo le digo señor que no oigo otra cosa que a pastores
dando voces a sus ovejas.
DON QUIJOTE. - Sin duda amigo Sancho el miedo te turba los sentidos y te
hace ver y oir cosas que en nada se parecen a la realidad.
SANCHO. - No se yo si será eso así.
DON QUIJOTE. - Acaso no ves allí al valeroso Supermán el que volaba como
pájaro y con solo una mano detenía rayos y centellas.
SANCHO PANZA. - Pues no veo sino un carnero.
DON QUIJOTE. - Y por aquesta otra parte no distingues al valeroso hombre
Araña colgando de sus hilos y avanzando ya dispuesto a la lucha.
SANCHO PANZA. - Hombre Araña decís pues yo no veo otra cosa que un
pastor al lado de su perro.
DON QUIJOTE. - Y por el otro ejército ¿Acaso no vislumbras las barbas
del malísimo Bin Laden odiado y temido de todos?
SANCHO PANZA. -
DON QUIJOTE. - Tantas ganas tengo de entrar en batalla que aunque veo
por allí muchos cientos de famosos y esforzados caballeros doy por terminado su
nombramiento y ya me apresuro a entrar en combate. Pues se que este será un
gran día y estos caballeros presto conocerán el valor de mi brazo.
NARRADORA. - Viendo Sancho que ya era de todo punto imposible
convencerlo de que lo que iba a atacar no eran ejércitos sino rebaños.
Resignose al destino hízose a un lado y dejole marchar no sin antes advertirle
por última vez.
SANCHO PANZA. - Vuelva aca desdichado de mí y de la madre que me parió.
Vuelva y mire que no son gigantes ni Supermanes ni Binladen ni nada que se le
parezca sino ovejas y carneros.
DON QUIJOTE. - Allá voy. Caballeros que seguís bajo la bandera del
valeroso Supermán del arremangado brazo. Seguidme todos veréis como os ayudo a
derrotar a vuestros enemigos.
NARRADORA. - Y diciendo esto se adentró en medio de los rebaños dando
lanzadas por aquí y por alla con tanta fuerza que al momento dejó en el campo
no menos de siete ovejas muertas. Los pastores le daban voces diciendo que no
hiciera eso pero de nada servían sus palabras.
PASTOR I. - ¿Pero qué hace vuestra merced? ¿es que se ha vuelto loco?
PASTOR II. - ¡Deja las ovejas desgraciao! ¡Que me vas a buscar la
ruina!
PASTOR III. -¡Para! ¡Detente! ¡Vamos a tirarle piedras que nos mata
todas las ovejas!
DON QUIJOTE. - ¡Malandrines! No huyáis que un solo caballero os
derrotará a todos.
NARRADORA. - Los pastores al ver que no hacía caso comenzaron a tirarle
piedras hasta que consiguieron tirarlo del caballo.
(Los pastores le tiran bolas de papel como si fueran piedras)
PASTOR I. - Toma esta pedrá.
PASTOR II. - A ver si te gusta esta peladilla.
DON QUIJOTE. - ¡Ay mis costillas! ¡Muerto soy voy a tomar un poco de
medicina milagrosa.
PASTOR III. - Toma en toda la boca.
DON QUIJOTE. - (Cayéndose al suelo) ¡Ay mis dientes! Por lo menos me ha
arrancao tres o cuatro.
NARRADORA. - Y era verdad aquella pedrada que le había dado en la boca
le había arrancado tres dientes y cuatro muelas. Acudió Sancho y le ayudó a
levantarse.
SANCHO PANZA. - ¿No le dije a vuestra merced veinte veces que no eran
ejércitos sino rebaños?
DON QUIJOTE. - Calla Sancho. Todo esto es obra de aquel sabio enemigo
mío que envidioso de la fama que yo iba a coger ha convertido a los ejércitos
en rebaños.
SANCHO PANZA. - No sé, no sé.
DON QUIJOTE. - Es verdad lo que yo te digo y si quieres convencerte solo
tienes que ir detrás de ellos y esconderte detrás de aquella colina y verás
como de aquí a un rato otra vez se vuelven a convertir en ejércitos.
FIN
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