martes, 26 de junio de 2012

EL MUNDO DE LOS NUMEROS



El Mundo de los números.

Autor Francisco Rivero Mendoza.

Personajes:

El Presentador

La letra i.

Estudiante 1.

Estudiante 2.

Alfredo el algebrista.

El Rey uno.

La Reina de los pares. (El dos).

El número cinco.

El número cero.

El número -3.

El número -5.

El número 6.

El número 4

El número 3.

Acto I

            Escena I

En una habitación dos jóvenes estudiantes se  trasnochan         preparándose  para un         examen de matemáticas que se efectuará al día siguiente. Se quejan mucho sobre las dificultades para entender la matemática. Al cabo de un rato apagan la luz, se acuestan y se quedan dormidas. Empiezan a soñar.....



Escena II

Escenario: En el jardín de la Recta Real. Un campo de verde grama con árboles cargados de frutos de colores. Por los alrededores cuadrados, rectángulos y otras figuras geométricas. Montañas azules en el horizonte.



PRESENTADOR: Hace muchos años, cuando la matemática era joven, los números se reunían todas las mañanas a ver el sol en el jardín de la Recta Real: Aquel era un jardín hermoso, con flores perfumadas de todos los colores, árboles de frutas de todas las formas y sabores y una grama pareja, muy bien cortada, en rectángulos perfectos de distintos tonos de verdes, que relucían al evaporarse el suave rocío mañanero.

La recta Real, atravesaba el jardín desde el este hasta el oeste y no se podían divisar sus extremos, pues era infinita, según se afirmaba entre los números. En la Recta Real nunca hacía ni frío ni calor, la temperatura era constante y sobre ella jamás llovía...

Hace su entrada la Reina de los pares y el Rey, seguida de otros números, mientras al fondo se escucha una música de marcha triunfal. Poco a poco van tomando su lugar en la recta real. De repente cae un objeto del cielo, muy cerca de la recta, cercana al número 5. El objeto es la letra i. Tiene el cuerpo alargado y la cabeza muy por encima del cuello, casi despegada de los hombros.

LA LETRA I: Buenos días- Dijo la i acostada en el suelo.

EL NÚMERO CINCO: ¿Buenos Días? - Preguntó el 5 arrugando la cara- ¿De que días hablas? ¿De ayer? ¿De hoy? ¿De hace un año?

LA LETRA I: Quiero decir: Buen día.

EL NÚMERO CINCO: Ahhh, ya veo!

LA LETRA I: Ayyyy! - Exclama la i quejándose con dolor, al tratar de levantarse. – me duelen mis piernas, creo que me disloqué un tobillo.

EL NÚMERO CUATRO: No te preocupes, yo conozco un buen médico. Pero, dime una cosa- dijo luego con aire algo inquisidor- ¿Cómo te llamas? ¿De dónde vienes? ¿Quién eres?

LA LETRA I: Me llamo i, vengo del cielo y soy una letra o.... Un número. No estoy segura.

EL NÚMERO CUATRO: ¿No estás segura? Pues si eres letra no eres número, y si eres número entonces no eres letra. Verás, en la recta real, donde vivimos todos los números no hay letras. Por lo tanto, si eres letra no eres número.

LA LETRA I:¿Cómo sabes tú que en la recta real viven todos los números? – Interrogó con curiosidad- ¿Los conoces a todos? ¿Podrías llamarlos a cada uno por su nombre?

EL NÚMERO CUATRO: Por supuesto que no- respondió con algo de duda. Pero eso no importa, Alfredo el algebrista nos dijo que aparte de nosotros no hay otros números en la naturaleza

LA LETRA I: Y la recta real... ¿Se encuentra dentro de la naturaleza?- Preguntó la i con timidez.

EL NÚMERO CINCO: Pues yo sí estoy dentro de la naturaleza- respondió. Soy un número natural. En la naturaleza hay: 5 casas, 5 tigres, 5 dedos, 5 hojas,.......

Y así continuó el 5, nombrando 5 cosas durante varios minutos, hasta que la i, que daba largos bostezos, se fue quedando dormida...

EL NÚMERO CINCO: ¡!Despierta!!! ¡No seas tan maleducada! ¿Es que Uds. las letras no tienen paciencia?

LA LETRA I: Discúlpame-dijo algo turbada. Luego se frotó los ojos y se colocó en posición de firme.

EL NÚMERO CINCO: Cómo te decía antes, yo estoy en la naturaleza por ser un número natural. Los números naturales gobernamos en la recta real. El Rey es el uno y La Reina es el dos.

LA LETRA I: ¿El Uno? ¿Por qué un Rey tan chiquitico? - Preguntó la i

EL NÚMERO UNO - Soy el Rey, pues todos los otros naturales se forman a partir de mi- Dijo el uno. Observa, dijo mientras movía la cabeza de un lado a otro en forma vanidosa y después comenzó a cantar:

Canción Del Rey

En la multiplicación

El rey uno es el campeón

2=1 x 2

3= 1 x 3

4= 1 x4

5= 1 x5

-¿Ves lo que te dije? Todos llevan algo mío por dentro. Soy un factor de todos ellos.

LA LETRA I: ¿Porqué el dos es La Reina?

EL NÚMERO DOS: Yo soy La Reina- dijo el dos- pues soy el segundo número natural después del uno. Además, todo número par me debe obediencia, pues contiene una parte de mí. Observa, dijo mientras movía los brazos como alas de pájaro: Luego cantó:

Canción de la Reina

Soy dos en estos lugares

Soy la Reina de los pares

4 = 2 x 2

6 = 2 x 3

8 = 2 x 4

10 = 2 x 5.

LA LETRA I: ¿Qué sucede si un número natural se rebela en contra del Rey?

EL NÚMERO CINCO: Pues le cortamos un trozo y lo convertimos en fracción- dijo con resolución.

LA LETRA I: ¿Qué le sucede a una fracción si no obedece al Rey?

EL NÚMERO CINCO: Pues le volvemos a cortar otro pedacito, y otro, y otro....Hay fracciones tan pequeñitas que casi son iguales a cero. Fíjate en aquella cercana al cero:

1/231563159856732092874098.

- LA LETRA I: Uffff!, Que número tan pequeño! -Exclamó la i. Está muy pegado al cero.

EL NÚMERO CINCO: Pegado no- corrigió el 5- nunca digas pegado. Si el Rey te oye se enfurece. Lo que tú quieres decir es cercano o muy cercano. En la recta real nadie está pegado a otro.

LA LETRA I: Pero ¿Cómo hacen para estar tan cercanos y no pegarse? Es algo que no entiendo. Uds. Son tantos. Veo infinitos números por todos lados. ¿Quieres decirme ahora cuál es el número más cercano a ti por el lado derecho?

El 5 se quedó pensando un ratito y luego respondió

EL NÚMERO CINCO: -No lo sé-

LA LETRA I:¿No lo sabes? ¿Cómo que no lo sabes? ¿Acaso no estamos en el país de las matemáticas? No entiendo porqué tu no lo sabes. Cada cual debe conocer a su vecino más cercano. ¿Qué clase de vecindad es entonces la recta real?

EL NÚMERO CINCO: Es un vecindario continuo – Respondió en forma categórica. Alfredo el algebrista nos ha dicho que la recta real es continua, porque entre dos números siempre hay otro número. No hay huecos libres en la recta real!

LA LETRA I: ¿Qué quieres decir? – pregunto la i con tristeza- ¿No hay espacio para mí en la recta real? No tengo a donde ir. Si me quedo fuera de la recta estaré siempre sola y triste. En seguida estalló en llanto y se alejó hacia el fondo caminando poco a poco....

EL NÚMERO CINCO: No insistas por favor. Ni siquiera podrás vivir entre los negativos- gruñó el cinco.

LA LETRA I: ¿Los negativos? ¿Quiénes son los negativos?

Acto II

Escena I

Entran las dos estudiantes y se quedan observando todo con curiosidad. Se preguntan así mismas si lo que ven es un sueño o realidad. ¿Tendrá todo esto que ver con el examen de mañana?

Escena II

Entra primero el cero haciendo movimientos torpes, luego se sienta en el piso. Entran en escena los números negativos: el -3 y el -5 y se van colocando a la izquierda de la Recta Real. Entran los positivos el 3, 4, 5 y 6 y se colocan a la derecha

Presentador- Los números reales negativos son los opuestos de los reales positivos. ¿Ven aquel número gordo con cara de sueño? El es el cero. Del cero hacia la izquierda se encuentran los opuestos de los positivos y son llamados los negativos. Y los opuestos de los negativos son los positivos. Cada número real positivo tiene un opuesto del lado de los negativos. Pero… ¿Estos negativos son acaso números como los positivos? Pues nosotros sabemos que sí lo son y con todo derecho.



EL NÚMERO CINCO: Así pues – dijo el cinco con mucho orgullo- una mesa puede tener 5 metros de alto, o 5.761 metros o raíz de dos metros. Por lo tanto el cinco, 5.761 y raíz de dos son números. En cambio no hay mesas de –5 metros de alto ¿Conoces tu alguna?

LA LETRA I: No conozco una mesa de –5 metros de alto, pero la puedo imaginar en mi mente: Sería una mesa con las patas para arriba- respondió la i.

EL NÚMERO CINCO: Eres muy ingeniosa pequeña- dijo el cinco.

LA LETRA I: ¿Quién es raíz de dos? -Preguntó la i.

EL NÚMERO CINCO: Es un irracional. No es natural ni tampoco fracción. Pero es un número como nosotros. Un día Pitágoras, el gran matemático griego, consiguió una mesa que medía exactamente raíz de dos metros de altura, y entonces... Pitágoras incluyó a la raíz de dos entre nosotros.

Mientras ellos hablan, entran en escena un grupo de números chiquitos con muchos pelos, y dando saltitos mientras se meten entre los números de la recta real.

LA LETRA I: ¿Qué ruido es ése? Oigo como un rascabucheo de pulgas en la recta real.

EL NÚMERO CINCO: Pues son los irracionales. Ya sabes, esos bichitos peludos se la pasan moviéndose de un lado a otro y nunca consiguen su puesto. Los irracionales ocupan los pequeños huecos de la Recta Real, dejados por las fracciones. Son rinconcitos muy ocultos y ellos los buscan con mucho cuidado para no equivocarse.

LA LETRA I: ¿Qué es ese otro ruido?, Parecen pisadas de hombre.

Entra Alfredo el algebrista en escena con un maletín lleno de cartas que se salen y ruedan por el escenario.

EL NÚMERO CINCO: Es Alfredo el algebrista. Parece que viene de la oficina de correos. Alfredo es un algebrista muy trabajador. El ha publicado muchos artículos en revistas de matemáticas. Siempre usa el nombre de Fred cuando publica sus artículos.

Alfredo se queda mirando absorto al cinco, mientras da un largo bostezo.

EL NÚMERO CUATRO: Alfredo se la pasa con sueño todo el día – dijo el cuatro- pues el pobre trabaja desde las 8 de la mañana hasta las 9 de la mañana.

LA LETRA I: ¿Trabaja sólo una hora diaria?

EL NÚMERO CUATRO: No querida. El trabaja 25 horas al día. Dedica una hora diaria a escribir sus artículos. El resto del tiempo lo emplea en escribir cartas a los editores de las revistas, a los amigos de los editores, a los amigos de sus amigos y a visitar la oficina de correos. El pobre debe escribir muchísimas cartas todos los días!

EL NÚMERO CINCO: - Hola Alfredo – saludó el cinco

ALFREDO: Hola cinco, escuche 3 octavas partes de esta conversación. Está muy interesante. ¿Sabes que anoche me encontré con otro número negativo? Es el –3, te lo presento

LA LETRA I: Hola –3, saludó la i con mucho respeto.

ALFREDO: El –3 me apareció cuando resolví la ecuación x + 7 = 4. ¡Magnífico! Otro número negativo.

EL NÚMERO CINCO: Alfredo se la pasa resolviendo muchas ecuaciones y siempre consigue nuevos números negativos. Ya casi no caben en el vecindario – dijo el cinco en voz baja, mientras señalaba hacia el lado izquierdo de la Recta Real.

De repente, la i que estaba escuchando todo esto con atención, se pone muy triste y comienza a llorar.

EL NÚMERO CUATRO:¿Pero porqué lloras otra vez?

LA LETRA I: Es que soy una simple letra, -dijo con desesperación- no soy un número y jamás podré ocupar un lugar el la Recta Real. ¡ No hay espacio para mi!

ALFREDO: No te preocupes. Puede ser que algún día consiga una ecuación para ti, y entonces te consiga un lugarcito en la Recta Real, y puedas vivir entre tus amigos los números.



La letra i canta su canción con acento de tristeza y melancolía.



 El Mundo de los números

Quiero ser alguien en la recta real
Yo quiero estar. Quiero ser verdad

Busco un lugar en un mundo mejor.

Quisiera ser tu número

El centro y corazón.

Me gusta mucho ser irracional
Ya no se puede ser tan natural

Te extraño mucho y eres mi verdad

Soy una i muy sola y sin

Una vecindad…

Coro

La terrible exclusión
En el salón de clases

Me aparta de tu mundo

No hay una solución.



 El mundo de los números
Es un lugar mejor

Allá siempre estaremos

En un jardín de amor.



Andemos juntos por la recta real
Tres cuatro cinco y llegar al final

En la tristeza de mi soledad.

Quisiera visitarte

No hay posibilidad.



Contemos dos y vamos a empezar
Y al infinito te podré llevar

En un lugar estaremos los dos.

El mundo es de nosotros

Seamos lo mejor...



Se escucha una música agitada al fondo. Todos los números comenzaron a temblar de emoción y se colocaron muy derechitos en sus puestos.

LA LETRA I: ¿Qué pasa ahora ¿ - Preguntó la i con preocupación.

TODOS LOS NÚMEROS: -Es la hora del juego- respondieron al unísono todos los números.- Es la hora del juego. Son las 10 de la mañana.

LA LETRA I: Pero... ¿Cuál juego?

TODOS LOS NÚMEROS: El juego del cuadrado.

EL NÚMERO UNO: Es un juego muy divertido que inventó Alfredo para movernos de un lado a otro sobre la recta.

LA LETRA I: ¿Cómo se juega?

EL NÚMERO UNO: Pues es muy fácil. Alfredo llama a un número, luego ese número se multiplica por sí mismo. El resultado es el número al cuadrado. Cada número debe entonces correr hacia su cuadrado.

LA LETRA I: Huyy! Que juego tan loco y ridículo-dijo la i- Uds corren y corren y no pueden salirse de la recta. Deberían inventar un juego más divertido para ver las cosas bonitas de los alrededores: Las fuentes, los ríos, las montañas...

EL NÚMERO UNO: Ya verás que divertido- dijo el uno. Luego cantó:

Un número a elevado al cuadrado

Es a cuadrado

Un número b elevado al cuadrado

Es b cuadrado.

El cinco al cuadrado es veinticinco

El seis al cuadrado es treinta y seis

Los números corren y corren

En la recta infinita ya lo veis.

Aparecen los tres ayudantes de Alfredo; ellos son el 3, 4 y 5.

ALFREDO: El 5- grita Alfredo en voz alta.

EL NÚMERO TRES: 5 al cuadrado igual 25 - dice el 3, e inmediatamente el cinco emprende una veloz carrera por entre los números, tropezando con algunos de ellos, haciendo que pierdan el equilibrio, se tambalean y se caen.

EL NÚMERO SEIS: Cuidado conmigo- dice el seis- no me pisen.

La i observaba todo aquel barullo de números corriendo de un lado a otro, al compás de la música. Todos se movían a excepción del Rey uno que permanecía muy quieto en su lugar y los negativos.

LA LETRA I: - ¿Por qué los negativos no juegan?- preguntó preocupada.

EL NÚMERO DOS: Pues ¿No te das cuenta tonta? Ellos no son cuadrados de nadie. Tan sólo los reales positivos podemos jugar.

LA LETRA I: Uds. han quedado excluidos al igual que yo. Quisiera jugar con Uds.

ALFREDO: Tú no puedes participar – respondió Alfredo- pues eres sólo una letra.

Luego se tornó pensativo y continuó. – Si fueras tan sólo un símbolo, entonces podría hacer algo por ti.

ALFREDO: ¡Eureka, se me acaba de ocurrir algo genial¡ Eso es! Cuando yo te eleve al cuadrado serás el opuesto de uno: el menos uno.

Entonces Alfredo tomó a la i de la mano y la llevó hacia delante, la colocó enfrente del cero (fuera de la Recta Real). Y le dijo

ALFREDO: Este será tu lugar de ahora en adelante. Cuando yo diga "i al cuadrado", entonces tú debes responder "i al cuadrado es igual a menos uno" y entonces te vas moviendo poco a poco hacia el menos uno, pero no en línea recta, sino en círculo. ¿Entiendes?

La i estuvo practicando este movimiento por un buen rato, mientras repetía la lección en voz alta: i al cuadrado es menos uno, i al cuadrado es menos uno....

Acto III

Presentador. – A partir de aquel día, las cosas empezaron a cambiar en el país de las matemáticas. Un día, la i cansada de vivir sola comenzó a multiplicarse con los números de la recta real y formó su propio vecindario. Allí vivía el cinco i, que se parecía mucho a su amigo el cinco. Aquel vecindario fue llamado por los algebristas, la Recta Imaginaria.

Habían ahora dos rectas: la recta real y la recta imaginaria. Los números negativos fueron considerados iguales y con los mismos derechos que los positivos. En las dos rectas los números vivían felices y jugaban todos los días a las 10 de la mañana al juego del cuadrado. Ahora todos podían ir de un lado a otro sin problemas. Cuando dos negativos se multiplicaban, se mudaban al vecindario de los positivos. Cuando un real positivo se multiplicaba con un imaginario, se mudaban a los números negativos.

Un día apareció un número complejo, con una parte real y una parte imaginaria. Lo llamaron Z = a + b i.

A partir de entonces se formaron más y más números complejos que fueron ocupando todo el plano. Y cuando son las 10 de la mañana corretean en círculos por todas partes cantando:

Coro:

En el mundo de los números

Somos los irracionales

Que vivimos con los reales.

En el mundo de los números

Somos los negativos

Somos los imaginarios

Los reyes del vecindario

Que vinimos desde lejos

Y todos somos complejos!

FIN.


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FIN







LA AVENTURA DE LOS REBAÑOS
LA AVENTURA DE LOS REBAÑOS
DECORACIÓN DEL ESCENARIO.
Se puede decorar el frontal del escenario con un mural grande de papel continuo en el que aparezcan dos rebaños de ovejas situados en sendas colinas como si fueran avanzando uno hacia el otro.
Los niños que hacen de pastores se pueden colocar al lado del mural como si formaran parte del dibujo.
PERSONAJES:
D. QUIJOTE. - Niño alto y delgado disfrazado de Quijote
SANCHO PANZA. - Niño bajo y gordito disfrazado de Sancho.
TRES PASTORES. - Niños disfrazados de pastores parecidos a los pastorcillos de navidad. Con zamarras, zurrones, sombreros cayados etc.
OVEJAS. - Cuatro o cinco niñas disfrazadas de ovejas.
DURACIÓN APROXIMADA. Quince minutos.
ACTO I
En estas iban don Quijote y Sancho conversando amigablemente, Caballeros los dos de sus respectivas cabalgaduras cuando D. Quijote vio que que por delante de ellos y hacia la mano derecha se movía una gran polvareda y en viéndola se volvió a Sancho y le dijo:
DON QUIJOTE. - Te digo Sancho que este será el día en que se verá el valor de mi brazo.
SANCHO. - ¿Por qué dice eso vuestra merced?
DON QUIJOTE. - ¿Acaso no ves esa nube de polvo que se mueve por allí?
SANCHO. - ¿No he de verla? Claro que la veo.
DON QUIJOTE. - Pues has de saber que esa nube de polvo está ocasionada por un poderosísimo ejército que sin duda está presto a la batalla.
SANCHO. - Pues digo yo que en ese caso deben ser dos los ejércitos pues por este otro lado se deja ver otra nube de polvo más.
NARRADORA. - Se fijó D. Quijote por donde le decía Sancho y efectivamente comprobó que otra gran nube de polvo se acercaba en dirección a la primera y dijo:
DON QUIJOTE. - (Hace gestos de que ve las dos nubes de polvo señalando hacia los dos lados) - Dices bien amigo Sancho. Dos son los ejércitos que a lo que veo se han de enfrentar en descomunal batalla.
NARRADORA. - Así que la polvareda se fue aclarando Sancho se dio cuenta que lo que había causado tanto polvo eran dos rebaños de ovejas que venían andando uno hacia el otro y así se lo hizo saber a su amo D. Quijote.
SANCHO. - Repare vuestra merced que lo que levanta la polvareda no son ejércitos sino rebaños.
(Los niños que hacen de ovejas empiezan a balar, los que hacen de pastores dan voces a las ovejas y los que hacen de perros ladran. Se forma un tumulto de gritos, balidos y ladridos)
DON QUIJOTE. - ¿Qué rebaños dices? Acaso no oyes los gritos de los soldados. (Se calla y hace señas a Sancho para que escuche. Los que hacen de ovejas balan) ¿Lo oyes ahora? ¿Y las arengas y órdenes de sus capitanes y jefes? (Se calla y hace lo mismo que antes. Ahora los pastores dan voces a las ovejas)
PASTOR I. - ¡Oveja merina no te salgas del camino!
PASTOR II. - Ríaa oveja.
PASTOR III. - Ría carnero.
PASTOR. I. - Detén tus ovejas que se van a juntar con las mías.
SANCHO. - Pues yo le digo señor que no oigo otra cosa que a pastores dando voces a sus ovejas.
DON QUIJOTE. - Sin duda amigo Sancho el miedo te turba los sentidos y te hace ver y oir cosas que en nada se parecen a la realidad.
SANCHO. - No se yo si será eso así.
DON QUIJOTE. - Acaso no ves allí al valeroso Supermán el que volaba como pájaro y con solo una mano detenía rayos y centellas.
SANCHO PANZA. - Pues no veo sino un carnero.
DON QUIJOTE. - Y por aquesta otra parte no distingues al valeroso hombre Araña colgando de sus hilos y avanzando ya dispuesto a la lucha.
SANCHO PANZA. - Hombre Araña decís pues yo no veo otra cosa que un pastor al lado de su perro.
DON QUIJOTE. - Y por el otro ejército ¿Acaso no vislumbras las barbas del malísimo Bin Laden odiado y temido de todos?
SANCHO PANZA. -
DON QUIJOTE. - Tantas ganas tengo de entrar en batalla que aunque veo por allí muchos cientos de famosos y esforzados caballeros doy por terminado su nombramiento y ya me apresuro a entrar en combate. Pues se que este será un gran día y estos caballeros presto conocerán el valor de mi brazo.
NARRADORA. - Viendo Sancho que ya era de todo punto imposible convencerlo de que lo que iba a atacar no eran ejércitos sino rebaños. Resignose al destino hízose a un lado y dejole marchar no sin antes advertirle por última vez.
SANCHO PANZA. - Vuelva aca desdichado de mí y de la madre que me parió. Vuelva y mire que no son gigantes ni Supermanes ni Binladen ni nada que se le parezca sino ovejas y carneros.
DON QUIJOTE. - Allá voy. Caballeros que seguís bajo la bandera del valeroso Supermán del arremangado brazo. Seguidme todos veréis como os ayudo a derrotar a vuestros enemigos.
NARRADORA. - Y diciendo esto se adentró en medio de los rebaños dando lanzadas por aquí y por alla con tanta fuerza que al momento dejó en el campo no menos de siete ovejas muertas. Los pastores le daban voces diciendo que no hiciera eso pero de nada servían sus palabras.
PASTOR I. - ¿Pero qué hace vuestra merced? ¿es que se ha vuelto loco?
PASTOR II. - ¡Deja las ovejas desgraciao! ¡Que me vas a buscar la ruina!
PASTOR III. -¡Para! ¡Detente! ¡Vamos a tirarle piedras que nos mata todas las ovejas!
DON QUIJOTE. - ¡Malandrines! No huyáis que un solo caballero os derrotará a todos.
NARRADORA. - Los pastores al ver que no hacía caso comenzaron a tirarle piedras hasta que consiguieron tirarlo del caballo.
(Los pastores le tiran bolas de papel como si fueran piedras)
PASTOR I. - Toma esta pedrá.
PASTOR II. - A ver si te gusta esta peladilla.
DON QUIJOTE. - ¡Ay mis costillas! ¡Muerto soy voy a tomar un poco de medicina milagrosa.
PASTOR III. - Toma en toda la boca.
DON QUIJOTE. - (Cayéndose al suelo) ¡Ay mis dientes! Por lo menos me ha arrancao tres o cuatro.
NARRADORA. - Y era verdad aquella pedrada que le había dado en la boca le había arrancado tres dientes y cuatro muelas. Acudió Sancho y le ayudó a levantarse.
SANCHO PANZA. - ¿No le dije a vuestra merced veinte veces que no eran ejércitos sino rebaños?
DON QUIJOTE. - Calla Sancho. Todo esto es obra de aquel sabio enemigo mío que envidioso de la fama que yo iba a coger ha convertido a los ejércitos en rebaños.
SANCHO PANZA. - No sé, no sé.
DON QUIJOTE. - Es verdad lo que yo te digo y si quieres convencerte solo tienes que ir detrás de ellos y esconderte detrás de aquella colina y verás como de aquí a un rato otra vez se vuelven a convertir en ejércitos.

FIN

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