EL
PRÍNCIPE FELIZ
En
la plaza de una ciudad esta parada una estatua de un PRÍNCIPE. Tiene puesto un manto de oro. Por ojos tiene dos
esmeraldas grandes y una corona de piedras preciosas. Entra GOLONDRINA, y viendo la estatua encima de una banca, se acerca.
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GOLONDRINA:
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Voy a quedarme aquí
esta noche. Hay bastante aire fresco y buena altura y a los pies del príncipe
dormiré en una alcoba de oro.
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EL PRÍNCIPE está llorando. Exprime un pañuelo y caen gotas
encima de la GOLONDRINA.
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GOLONDRINA:
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¿Eh? Que es eso?
Está lloviendo. Este clima sí es raro. No había ni una nube en el cielo. Ay!
Otra gota. (Mira hacia la cara del príncipe) ¿Quien es usted?
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EL PRÍNCIPE:
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Soy el Príncipe
Feliz.
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GOLONDRINA:
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Entonces por qué
está llorando. Me está mojando.
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EL PRÍNCIPE:
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Toda la vida yo era
muy feliz y no conocía las lagrimas. Durante el día jugaba con mis compañeros
en el jardín y en la noche bailaba en el gran salón. Alrededor del jardín
había una pared alta y nunca preguntaba qué había más allá de la pared,
porque todo era tan bello donde yo vivía. Los del palacio me llamaron el
Príncipe Feliz y eso era cierto, si el placer es felicidad.
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GOLONDRINA:
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¿Pero porqué ahora está aquí en la plaza?
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EL PRÍNCIPE:
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Porque ahora estoy
muerto y me han hecho estatua y me han puesto aquí alto para ver toda la
miseria en esta ciudad. Antes tenía un corazón humano. Ahora tengo un corazón
de plomo, pero paso todo el tiempo llorando.
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GOLONDRINA:
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(Al publico) Y
yo pensé que el corazón también era de oro.
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EL PRÍNCIPE:
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Por allá lejos en
un callejón hay una casa humilde Allí por la ventana abierta se ve una mujer
sentada en una silla. (Entra
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GOLONDRINA:
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Pero me están
esperando en Egipto. Todos mis amigos están reunidos a lado del Río Nilo y
vamos a visitar las Pirámides.
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EL PRÍNCIPE:
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Golondrina,
Golondrina, por favor quedate conmigo una noche y se mi mensajero. El
muchacho tiene mucha sed y la mamá está muy triste.
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GOLONDRINA:
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No sé. Casi no me
gustan los muchachos. Siempre me están tirando piedras, además, ya está
haciendo frío.
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EL PRÍNCIPE:
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Seguro esta noche
no sentirá el frío.
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GOLONDRINA:
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Bueno, por una
noche puedo quedarme y ser su mensajero.
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EL PRÍNCIPE:
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Gracias,
Golondrina.
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GOLONDRINA coge la corona del príncipe y vuela por encima de la
ciudad y llega a la casa humilde. Deja la corona con la mamá, dormida en la
silla. Vuela alrededor de la cama del niño, echándole fresco con sus alas
hasta que queda dormido. Después regresa al PRÍNCIPE.
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GOLONDRINA:
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Bueno, misión
cumplida. En verdad no he sentido nada de frío esta noche.
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EL PRÍNCIPE:
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Es porque has hecho
una obra muy buena. (Se quedan dormidos)
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Salen la mamá y su hijito.
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GOLONDRINA:
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(Despertándose)
Bueno, hoy sí voy para Egipto. ¿Tienes algún encargo por allá?
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EL PRÍNCIPE:
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Golondrina, Golondrina,
¿no puedes quedar una noche más?
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GOLONDRINA:
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Pero mis amigos me
esperan en Egipto. Hoy seguramente van a visitar la esfinge.
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EL PRÍNCIPE:
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Más allá, al otro
lado de la ciudad veo un estudiante joven sentado a una mesa con muchos papeles.
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Entra ESTUDIANTE con
silla, mesa y papeles.
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EL PRÍNCIPE:
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El está tratando de
terminar una obra de teatro para el director del teatro Municipal. Pero tiene
tanto frío que no puede escribir y el hambre le esta dando mareo.
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GOLONDRINA:
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Bueno, voy a
esperar una noche más. ¿Tienes otra corona para llevar?
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EL PRÍNCIPE:
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No, mis ojos son lo
único que tengo. Cada una es una esmeralda grande que trajeron de Colombia
hace cien años. Quítame un ojo y llévalo al estudiante. El lo puede vender
para tener leña para el frío y algo de comer. Así podrá terminar su obra.
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GOLONDRINA:
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Ay, querido
Príncipe: Yo no lo puedo hacer. Tus ojos, no!
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EL PRÍNCIPE:
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Golondrina, por
favor haga lo que te pido.
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GOLONDRINA encoge los hombros, le quita un ojo precioso del
príncipe y volando por la ciudad, llega a la casa del ESTUDIANTE. Le deja el ojo de esmeralda y regresa al PRÍNCIPE.
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ESTUDIANTE:
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(Mirando la
esmeralda) Increíble. ¿Como
puede ser? (Sale con regocijo)
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GOLONDRINA:
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Bueno, cumplí con
tu deseo. Ahora sí vengo para decirte adiós.
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EL PRÍNCIPE:
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Golondrina,
Golondrina, ¿no me puedes acompañar una noche más?
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GOLONDRINA:
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Pero es invierno.
Pronto llegará la nieve y el hielo. Tengo que ir a Egipto, pero en primavera
volveré y te traeré piedras preciosas y una corona nueva.
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Entra una NIÑA con una caja llena de cajitas de fósforo
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EL PRÍNCIPE:
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En la plaza aquí
abajo una niña esta vendiendo fósforos. Acaba de caer su cajita y todos se
perdieron en un charco. El papá de ella le va a pegar si no trae dinero a la
casa. Ella no tiene medias, ni zapatos, ni un abrigo para cubrirse.
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GOLONDRINA:
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Bueno, me quedaré
una noche más, pero no puedo quitarte el único ojo. Entonces quedaras ciego.
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EL PRÍNCIPE:
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Golondrina, por
favor, haga lo que pido.
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GOLONDRINA quita el otro ojo del príncipe y se lo lleva a la NIÑA.
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NIÑA:
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Oh, que cosita tan
linda, un vidrio todo verdecito. Me lo llevo a la casa. (Sale)
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GOLONDRINA:
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(Volviendo al
Príncipe) Ya esta ciego mi amigo. No te puedo dejar así. Ahora me quedo
contigo.
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EL PRÍNCIPE:
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No, Golondrina .
Ahora sí debes irte para Egipto, y cuando vuelvas me traerás muchas historias
de todo lo que has visto.
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GOLONDRINA:
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No amigo, aquí me
voy a quedar.
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EL PRÍNCIPE:
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Gracias, querida
Golondrina. Entonces vuela por toda la ciudad y me cuentas todo lo que ves.
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GOLONDRINA vuelva por todas partes y regresa al PRÍNCIPE.
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GOLONDRINA:
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Querido Príncipe,
He visto mendigos en la calle, niños hambrientos, durmiendo abrasados bajo el
puente. He visto mucho sufrimiento.
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EL PRÍNCIPE:
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Mi amigo, no hay
misterio más grande que el sufrimiento humano. Estoy cubierto en oro. Por
favor quítame el oro y llévelo donde más se necesita.
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GOLONDRINA quita el manto dorado del Príncipe. Vuela por todas
partes, sacudiendo el manto y poco a poco se cae todo el oro. Después regresa
al PRÍNCIPE.
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GOLONDRINA:
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Mi querido
Príncipe, tengo que decirte adiós.
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EL PRÍNCIPE:
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Oh, Golondrina,
estoy feliz que por fin te vas para Egipto. Has quedado demasiado tiempo
conmigo. Por favor, abrázame antes de irte.
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GOLONDRINA:
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No es a Egipto que
voy, mi amigo. Me voy para la casa de la muerte. La muerte es un mensajero de
alegría también, no es así? (Abraza los pies del Príncipe y se cae muerto)
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EL PRÍNCIPE:
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¡Golondrina! (Suena
un crac. Saca de su camisa un corazón de plomo partido en dos. Lo deja caer
al suelo)
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Entra EL ALCALDE
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EL ALCALDE:
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Como alcalde de
esta ciudad, a mi me gusta caminar por la plaza y asegurar que todo está en
buen orden. (Mira al Príncipe) Agh! Como está de feo el Príncipe Feliz.
No tiene ojos ni corona y el color dorado cambió a gris. Parece un mendigo.
¿Y este pájaro muerto a sus pies?
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Da patadas a
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EL ALCALDE:
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No deben permitir a
los pájaros morir aquí. Voy a mandar a quitar la estatua y con el metal
puedan hacer una estatua nueva, cubierto en oro. Pero esta vez con mi propia
imagen. (Sale)
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Entran DOS HOMBRES y salen cargando la estatua del Príncipe
Feliz. Después entra un ÁNGEL.
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ÁNGEL:
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Este trabajo de ser
un ángel mensajero de Dios no es nada fácil. Imaginase, hoy me mandó a traer
las dos cosas más preciosas de esta ciudad. Claro aquí hay mucha riqueza
ahora. Parece que todo el mundo tiene lo que necesita y más. Pero a Dios no
le interesa riquezas. Yo se lo que está pidiendo, pero carumba, no lo
encuentro. (Sigue buscando hasta que encuentra las alas y el corazón roto)
Claro, si, si, si aquí están. El corazón del Príncipe Feliz y las alas de
Golondrina. Es por ellos que esta ciudad tiene prosperidad y todos viven
felices. Ahora que vuelvo les voy a contar al Príncipe y a Golondrina como
encontré su pueblo. Van a ser más felices todavía. (Sale con las alas y el
corazón roto)
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Coro de niños:
Oh Pueblo de Dios, No os ocupéis con
vuestros propios asuntos; que vuestros pensamientos se fijen en lo que será
capaz de restituir la prosperidad de la humanidad y santificar los corazones
y almas de los hombres.
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Bahá'u'lláh
FIN
Copyright©1999 Leslie
Garrrett. All Rights Reserved
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